El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 475
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Capítulo 475:
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«No podría estar más de acuerdo».
La multitud seguía colmando a Noah de elogios.
Él respondió con una sonrisa cortés y distante, con un comportamiento frío y distante.
En ese momento, una figura familiar se abrió paso hacia él.
Vivi, con un impresionante vestido rojo que resaltaba su elegante postura, se acercó. Su maquillaje era perfecto, realzando su llamativa belleza.
«Sr. Wall, qué coincidencia encontrarle aquí», dijo con voz suave y coqueta.
Un socio comercial, ajeno a la verdad, preguntó: «Sr. Wall, ¿es su esposa?». Con un ligero fruncimiento de ceño, Noah miró a Vivi y respondió con rotundidad: «No, no lo es». Sus palabras apagaron el entusiasmo de la sala.
La sonrisa del socio comercial se desvaneció y se disculpó. «Lo siento, Sr. Wall. He sido muy presuntuoso». Rápidamente se excusó.
La actitud segura de Vivi se resquebrajó, pero se recuperó rápidamente y bromeó: «Sr. Wall, sigue siendo tan poco romántico como siempre».
Noah permaneció en silencio, con la mirada fija en ella.
Bajo su escrutinio, Vivi parecía ligeramente incómoda. Cambió de tema. «¿Sabía que, mientras estaba en el extranjero, Sadie y yo trabajamos juntas en Majestic Ego durante tres años?».
La expresión de Noah se tensó.
—¿Por qué me miras así? ¿Te ha intrigado? —Vivi se rió juguetonamente al notar su reacción.
—Hay mucho ruido aquí. ¿Subimos a hablar? —sugirió, al percibir un destello de interés en los ojos de Noah.
El ceño de Noah se frunció aún más. Le incomodaba que lo hubiera descubierto. Sin embargo, asintió ligeramente con la cabeza.
Subieron las escaleras, con todas las miradas de la sala siguiéndolos, llenas de curiosidad. En el salón VIP de arriba, Vivi sirvió una copa de vino para Noah.
—Sr. Wall, pruebe esto. Está preparado especialmente para usted —dijo, ofreciéndole la copa con una sonrisa.
Noah tomó un sorbo cauteloso. El vino era intenso y especiado, con un regusto persistente.
—En Majestic Ego, Sadie y yo éramos inseparables —recordó Vivi con voz teñida de nostalgia—. Trabajábamos, íbamos de compras y cenábamos juntas, casi como hermanas.
Noah escuchó sin interrumpir.
—Sadie tiene un talento excepcional y es muy trabajadora —continuó Vivi, con un tono envidioso—. Sus diseños siempre eran elogiados y tenía un encanto que atraía a la gente… El tiempo parecía detenerse.
—Tómese su tiempo, señor Wall —susurró Vivi, rompiendo el silencio con un tono coqueto.
Noah parecía achispado y su ceño fruncido indicaba que le costaba ordenar sus pensamientos.
El alcohol adormecía los sentidos de Noah y le dejaba la mente dispersa. Lo único que recordaba con claridad era a Vivi hablando sin parar sobre Sadie y Majestic Ego. Sin embargo, en el fondo, solo un nombre ocupaba sus pensamientos: Sadie.
—Sr. Wall, ¿se encuentra bien? —Vivi se dio cuenta de que Noah la miraba fijamente en silencio, con una mirada intensa e inquebrantable que le heló la espalda. Dudó antes de apoyar con cautela la mano en su brazo, para ver si reaccionaba—. ¿Ha bebido demasiado?
Noah no respondió. Su cuerpo se sentía más pesado con cada segundo que pasaba, y sus párpados se cerraban. El instinto le impulsaba a alejarse, pero sus extremidades se negaban a obedecer.
—Sr. Wall, usted… —La mano de Vivi se deslizó hasta su pecho, y sus dedos jugueteaban con los botones de su camisa, provocadoramente. Sintió un ligero temblor recorrerlo. Una emoción se apoderó de ella: ¡era su oportunidad!
Se acercó poco a poco, con los labios ligeramente entreabiertos, y su cálido aliento rozó la piel de él mientras susurraba: «Sr. Wall…».
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