El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 467
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Capítulo 467:
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—Lléveme a Stonemont Estate —ordenó Sadie bruscamente. El conductor asintió tras una breve pausa—. Entendido, señora Wall. El coche se desvió hacia Stonemont Estate.
Poco a poco, Sadie sintió que recuperaba la calma. Tenía muchas cosas que resolver. Decidió no dejar que Noah dominara sus decisiones. Era hora de recuperar el control y afirmar su independencia.
El coche pronto se detuvo frente a Stonemont Estate. Sadie bajó rápidamente y se dirigió a la villa.
Dentro, Eva estaba arreglando un ramo de flores frescas en el sofá, con movimientos pausados y elegantes. Levantó la vista, sorprendida, cuando Sadie entró. —¿Sadie? ¿Qué te trae por aquí? —Eva dejó las flores y se levantó para saludarla.
El rostro de Sadie era un torbellino de emociones contradictorias. —Buenos días, señora Shaw. Yo… —Sus palabras se entrecortaron. No sabía cómo explicar su situación.
La expresión de Eva se tornó preocupada mientras observaba atentamente a Sadie—. ¿Qué pasa, Sadie? Estás muy pálida. ¿Ha pasado algo?
—Señora Shaw… —Sadie intentó calmar la tormenta que se agitaba en su interior, buscando una voz que sonara tranquila y decidida—. Necesito pedirle un favor.
Eva arqueó las cejas y una chispa de curiosidad cruzó su refinado rostro. Le indicó a Sadie que tomara asiento, con un tono amable e inquisitivo. —¿Ah, sí? ¿Qué tipo de favor te ha hecho venir a verme en persona?
Sadie se sentó en el sofá y apretó las manos con fuerza. Sacó una tableta de su bolso, la encendió y navegó con destreza por la pantalla táctil. Pronto, un diseño de joyería iluminó la pantalla.
Se trataba de un collar, elegantemente diseñado con un raro diamante en forma de pera en el centro, rodeado por una miríada de pequeños diamantes blancos que parecían una constelación celeste que acentuaba el brillo de la gema rosa. El diseño combinaba la elegancia clásica con la sensibilidad moderna, irradiando una gracia impresionante.
La mirada de Eva se agudizó al verlo, ya que sus años de experiencia en el diseño de joyas le permitieron reconocer inmediatamente la excepcional calidad del diseño. —¿Esto es…? —Eva miró a Sadie, con un atisbo de confusión en su voz—. ¿Es tu creación?
Sadie asintió con la cabeza, sin decir nada. Observó a Eva con ansiedad, esperando su veredicto.
Eva volvió a examinar el diseño y luego habló lentamente. «Este diseño es bastante impresionante. La creatividad, la composición y la atención al detalle son ejemplares. Es notable que alguien de tu edad produzca un trabajo así».
Al escuchar los elogios de Eva, Sadie sintió un alivio momentáneo, pero su ansiedad resurgió rápidamente.
El tono de Eva cambió y su expresión se volvió incisiva. —Sin embargo, Sadie, no has venido aquí solo para mostrar tu diseño, ¿verdad? Por favor, sé directa. ¿En qué necesitas exactamente mi ayuda?
Eva dejó la tableta sobre la mesa y juntó las manos en su regazo mientras esperaba la explicación de Sadie.
Sadie se mordió el labio inferior, muy consciente de que no podía ocultarle ningún secreto a una persona con tanta experiencia.
Compartió abiertamente con Eva su dilema actual y su plan para el Concurso Internacional de Diseño de Joyería, sin adornar ni omitir nada. «Y eso es todo», concluyó Sadie, exhalando profundamente como si le hubieran quitado un gran peso de encima.
Miró a Eva, con una mezcla de esperanza y aprensión en los ojos. Si Eva se negaba a ayudarla, Sadie dudaba de que pudiera encontrar otro aliado adecuado.
La habitación se sumió en un profundo silencio.
Eva permaneció callada, con expresión pensativa, en lugar de revelar inmediatamente su postura. Tras una pausa significativa, finalmente habló, con voz mesurada y profunda.
—Sadie, ¿te das cuenta de la magnitud de lo que me estás pidiendo?
Un escalofrío recorrió a Sadie, como si estuviera cayendo en picado hacia un abismo helado. Estaba claro que Eva estaba indicando que el favor no era tarea fácil.
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