El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 423
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Capítulo 423:
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Sadie sintió un gran alivio. Se inclinó profundamente, con la voz llena de gratitud.
—Gracias. Muchas gracias.
—Es nuestro trabajo —respondió el especialista con calidez—. Recuerde que también debe cuidarse. Su abuela necesita que esté fuerte.
Después de que el equipo se marchara, Sadie se dejó caer en la silla junto a la cama.
Observó la expresión tranquila de Laura, su respiración constante, y, por primera vez en días, la opresión en su pecho comenzó a disminuir.
Abrumada por el cansancio, Sadie se quedó dormida junto a la cama del hospital sin darse cuenta.
Los sonidos de la sala se fueron apagando poco a poco hasta quedar en silencio.
Mientras tanto, en otra sala VIP, Kyla se movía inquieta.
Llevaba toda la tarde esperando a Noah, que aún no había aparecido.
—Noah, ¿qué demonios te está reteniendo? —murmuró Kyla, lanzando con frustración la revista que estaba leyendo sobre una mesa cercana.
En ese momento, entró una enfermera con un carro de medicamentos para cambiar la vía intravenosa de Kyla.
—Señorita, ¿sabe dónde está Noah? —preguntó Kyla, incapaz de ocultar su curiosidad.
La enfermera dudó antes de responder con cautela. —El señor Wall… Creo que ha visitado a la señora Stewart hoy.
—¿La señora Stewart? —Kyla frunció el ceño—. ¿Qué hacía allí?
«Se dice que trajo a un equipo de especialistas para consultar el caso de la señora Stewart. He oído que su estado era bastante grave, pero se ha estabilizado y se rumorea que podría recuperar la conciencia pronto», explicó la enfermera mientras cambiaba la vía intravenosa con destreza.
—¿Podría recuperar la conciencia? —Kyla palideció y se volvió hacia la enfermera.
La posibilidad de que Laura despertara la llenó de pavor. ¿Le contaría Laura a Noah lo que le había hecho?
En aquel momento, Kyla solo había querido asustar a Laura con unas palabras duras. No podía imaginar que la anciana estuviera tan débil y que sufriera un infarto.
Kyla se negaba a aceptar la culpa del incidente.
Sin embargo, recordar la fría mirada que Noah le había lanzado todavía la hacía temblar. Estaba decidida a no dejar que Laura recuperara la conciencia.
Una idea aterradora cruzó la mente de Kyla.
Luchando por calmar sus nervios, Kyla se acercó a la mesita de noche, cogió su teléfono y marcó un número que no había usado en mucho tiempo.
—Hola, Willard, soy yo —susurró, con voz apenas firme.
Al otro lado se oyó una voz áspera que dijo: —Ah, señorita Wade. ¿A qué debo el placer hoy? ¿Necesita que me ocupe de algo más?
—Necesito un favor… Necesito que desaparezca alguien —respondió Kyla con voz tensa.
—¿Desaparecer? —La voz se rió entre dientes—. Esa es una petición muy seria, señorita Wade. Hablemos de las condiciones…
—Cinco millones —dijo Kyla con firmeza, sin dudar un instante.
Hubo una breve pausa antes de que el otro extremo respondiera con una burla. —¿Cinco millones por una vida? No habla en serio, señorita Wade.
La desesperación se apoderó de la voz de Kyla.
No era una tarea fácil y la persona al otro lado de la línea no era fácil de convencer.
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