El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 419
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Capítulo 419:
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Se puso de pie, con el rostro marcado por una profunda desesperación. «Mi vida… ha tenido sentido…».
Al verla desplomarse de nuevo en el suelo, Noah se obligó a mantener la compostura. Hizo una señal a la enfermera, que seguía atónita por la escena que se estaba desarrollando. «Ya puede irse», le susurró.
Con un rápido movimiento de cabeza, la enfermera aprovechó la oportunidad para escapar, dejando a Noah y Sadie solos en el denso ambiente de dolor.
Noah hizo otro intento por ayudar a Sadie a levantarse, extendiendo la mano con cautela, pero ella la apartó bruscamente.
«¡No me toques!», gritó con la voz quebrada por las lágrimas.
Noah no apartó la mirada de su rostro bañado en lágrimas y sintió un profundo dolor en el corazón. Mantuvo la voz firme, tratando de calmar su angustia. —Sadie, por favor, cálmate. Averi sigue en Myrtlewood Estate, esperando a que regreses.
Al oír el nombre de su hijo, Sadie mostró un breve momento de confusión, que rápidamente se convirtió en intenso odio. —¿Estás utilizando a Averi para amenazarme? ¿Intentas que perdone a tu madre y a Kyla?». Su voz estaba cargada de desprecio.
En ese momento, Alex entró corriendo en el pasillo.
Al ver a Sadie tan alterada, su expresión se suavizó con profunda tristeza. La envolvió en sus brazos y le susurró con ternura: «No tengas miedo, Sadie. Estoy aquí».
Aferrándose desesperadamente a la manga de Alex, Sadie pareció encontrar un breve momento de consuelo.
Una sonrisa escalofriante se dibujó en el rostro de Noah mientras observaba, con una breve mirada de desdén. Ver a Sadie completamente dependiente de Alex para apoyarse despertó una intensa furia en su interior.
—Sí, te estoy amenazando —dijo Noah con frialdad, con un tono de malicia en la voz—. Compórtate si te importa la seguridad de Averi.
Al oír sus palabras, Sadie sintió una sacudida repentina.
Levantó rápidamente la cabeza y fijó la mirada en Noah, con los ojos muy abiertos y llenos de miedo.
Intentó hablar, pero las palabras se le atascaron en la garganta y solo un temblor silencioso salió de sus labios. —¿Qué?
Noah arqueó una ceja.
—Yo no… —comenzó Sadie, pero Noah la interrumpió rápidamente.
Apretó los puños mientras miraba a Sadie a los ojos y dijo deliberadamente: —Tu abuela está viva.
—¿Qué? —La confusión se apoderó de Sadie, que no estaba segura de haber oído bien.
—Está en la sala de al lado, todavía inconsciente. —La voz de Noah se suavizó ligeramente mientras continuaba—. Es hora de que te hagas responsable de su cuidado, en lugar de dejárselo a mi criada.
Con eso, se dio la vuelta y se marchó, dejando a Sadie y Alex allí de pie.
Atónita, Sadie permaneció inmóvil, con la mente luchando por procesar la noticia. ¿Su abuela seguía viva?
Actuando por impulso, pasó junto a Alex y se apresuró a ir a la siguiente habitación. Allí yacía Laura en la cama del hospital, su delicado cuerpo rodeado de aparatos médicos que emitían suaves pitidos.
Las lágrimas brotaron de los ojos de Sadie mientras acariciaba con ternura el rostro de Laura. Echó un vistazo a los monitores, que mostraban los patrones rítmicos de los latidos del corazón de Laura, prueba de que seguía luchando por su vida.
—Abuela… —murmuró Sadie con voz temblorosa mientras se inclinaba sobre la cama y lloraba desconsoladamente.
Alex se quedó unos pasos atrás, observando en silencio la emotiva escena. Su simpatía por Sadie se intensificó al ver su dolor. Le tocó suavemente el hombro y le susurró: —No llores, Sadie. Laura se recuperará.
Agradecida, Sadie levantó la vista hacia Alex a través de las lágrimas.
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