El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 416
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 416:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Su mano, que aún sostenía el cuchillo, se crispó, lo que provocó que Isabel lanzara un grito aterrado. «¡Ah! ¡No, no me mates! ¡Por favor, no me mates!».
—¡Sadie! —La voz de Noah se hizo más fuerte y urgente, aunque también había un tono inconfundible de advertencia—. ¡Cálmate, ¿vale? ¡Suelta el cuchillo!
Sadie lo ignoró y centró su atención en Isabel. —Mi abuela me quiere mucho. Es la única que se preocupa por mí. ¿Por qué le has hecho daño? ¿Por qué?
—¡Yo no! ¡Yo no le he hecho nada a tu abuela! —La voz de Isabel era ronca y quebrada por el miedo—. Ella solo…
—¡Cállate! —le gritó Sadie en la cara—. ¿Crees que me voy a tragar tus mentiras? ¡Tú le has provocado el infarto! ¡Sois todos unos asesinos! ¡Y yo me encargaré de que mi abuela reciba la justicia que se merece!
Noah vio que Sadie estaba perdiendo el control y supo que no podía permitirse esperar más.
Respiró hondo y dio una orden. —¡Samuel, ahora!
Samuel dudó un momento, mirando a Noah y a la frenética Sadie. Al final, apretó los dientes y se abalanzó sobre ella con un equipo de guardaespaldas.
Sadie fue rápidamente reducida y sometida.
«¡Suéltame!», gritó mientras forcejeaba y se debatía, pero fue inútil.
El cuchillo cayó al suelo durante el forcejeo.
Abrumada por sus emociones y la tensión acumulada, Sadie finalmente se derrumbó y perdió el conocimiento.
Antes de sucumbir a la oscuridad, vio a Noah acunando a Kyla en sus brazos. La ternura de su rostro fue el golpe final que Sadie pudo soportar. En ese momento, su corazón se convirtió en un caparazón frío y vacío.
Noah salió de la finca con Kyla en brazos. Su agarre era firme, inquebrantable, y su paso implacable.
Contra su pecho, Kyla descansaba flácida, con la pálida mejilla rozando la tela de su camisa. Pero bajo su frágil exterior, se dibujaba una leve sonrisa, sutil y victoriosa.
La noche más allá de la finca estaba llena de sombras que se tragaban el tenue resplandor de las farolas.
Un elegante sedán negro esperaba junto a la acera, con un silencio inquietante. Noah salió y, sin perder tiempo, abrió la puerta trasera con un breve gesto de la cabeza.
No dudó ni un instante y empujó a Kyla al interior.
Ella cayó sobre el lujoso asiento de cuero y dejó escapar un grito ahogado. Apenas sintió el impacto antes de que la puerta se cerrara con brutal determinación.
Kyla contuvo el aliento.
¿Noah no iba a entrar?
La incertidumbre brilló en sus ojos. Sus dedos temblaron mientras alcanzaba la ventanilla y la bajaba lo justo para mirar fuera. Tragándose su inquietud, suavizó la voz y la impregnó de fingida debilidad.
—Noah… me duele el pecho. Por favor, llévame al hospital.
Noah se quedó quieto, con la mirada fija en ella. La calidez que buscaba en sus ojos había desaparecido, sustituida por algo mucho más frío.
Sin decir una palabra, se inclinó hacia ella, con movimientos lentos y deliberados. Entonces, con un movimiento rápido, su mano se introdujo por la ventana abierta y sus dedos se cerraron alrededor de la delgada garganta de Kyla.
Los ojos de Kyla se abrieron de par en par, aterrorizada, mientras una presión aplastante le oprimía la tráquea. El pánico se apoderó de ella.
Ella arañó la muñeca de Noah, luchando, jadeando, retorciéndose, pero fue inútil. Él no se inmutó.
—Escúchame con atención. —Su voz era vacía. Hueca. Desprovista de cualquier rasgo humano—. Si descubro que tienes algo que ver con lo que le pasó a la abuela de Sadie…
.
.
.