El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 1353
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1353:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
El hombre se levantó con elegancia, con la camisa abierta, dejando al descubierto una clavícula perfectamente esculpida, que irradiaba un encanto despreocupado y un magnetismo peligroso.
Se acercó dos pasos a Sadie, con una leve sonrisa en los labios.
—Sadie Hudson, ¿verdad? —Su voz tenía un tono lánguido e hipnótico que parecía contradecir cualquier propósito siniestro—. Entrega los archivos de Brenda y te concederé la libertad. ¿Qué me dices?
Sadie respondió con una mirada gélida, aunque sus dedos delataban su tensión al agarrar el borde de la blusa.
El hombre que se enfrentaba a ella era Afara, el traidor que se había vuelto contra la manada de lobos, había dejado gravemente herido a Noah y ahora la mantenía cautiva.
Parecía inofensivo, casi imposiblemente atractivo, pero el brillo depredador que se escondía detrás de su cálida mirada revelaba una complejidad que le helaba la sangre.
—¿Y quién eres tú exactamente? —exigió Sadie.
Afara soltó una risita, como si hubiera dicho el chiste más divertido del mundo.
Acercó una silla con cortesía teatral, invitándola a sentarse, antes de hundirse en su asiento con indiferencia ensayada.
—Soy Afara.
Sadie permaneció completamente inmóvil.
Sus pensamientos se agitaron frenéticamente, luchando por desentrañar la retorcida situación.
Emerson codiciaba lo que su madre había dejado atrás y, al parecer, también este hombre llamado Afara.
Uno era su padre biológico, el otro un traidor de la organización de Emerson.
¿Qué podían estar buscando con tanta determinación?
últimas actᴜαʟιzαᴄιoɴᴇs ᴇɴ ɴσνєʟ𝓪𝓼𝟜ƒ𝒶𝓷
Volvió al presente, clavando en Afara una mirada que parecía una navaja buscando su objetivo.
—La manada lo ansía, y tú también. ¿A quién sirves?
Afara se encogió de hombros en un gesto de inocencia. —Nunca me llevé bien con ese viejo terco y tonto de Emerson, así que sigo mis propios intereses. Todo el mundo protege su pellejo, es la naturaleza humana».
Pronunció estas palabras como si estuviera hablando del tiempo, pero Sadie se negó a aceptar ni una sola sílaba de su explicación.
Había escapado de la guarida de un depredador solo para caer en la trampa de otro. Ahora estaba claro que Afara representaba una amenaza igual o mayor que Emerson. No, Afara podría resultar incluso más letal que Emerson.
La brutalidad y la sed de dominio de Emerson eran evidentes, pero Afara seguía envuelto en un halo de misterio que ocultaba sus verdaderas intenciones.
—¡No puede ser tan sencillo! —se burló Sadie con desdén.
Su mirada se desvió accidentalmente hacia el brazo levantado de Afara.
La manga de su ostentosa camisa de seda se había desplazado, dejando al descubierto un pequeño trozo de piel en la muñeca.
Un tatuaje marcaba el lugar: un murciélago negro con las alas extendidas, listo para volar.
A pesar de su modesto tamaño, el diseño mostraba una complejidad notable, cada línea tallada con precisión milimétrica.
.
.
.