El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 1348
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1348:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Y allí, medio perdido en la penumbra, estaba una silueta que ella reconocería en cualquier lugar.
Allí estaba él, esperando en la oscuridad.
Noah.
Sus miradas se cruzaron a través de la distancia.
Durante un instante, todo lo demás desapareció, el tiempo se detuvo, el ruido del centro comercial se desvaneció y lo único que quedó fue la preocupación en su mirada y la tormenta de emociones que se desataba en su interior.
Su pulso latía tan fuerte que parecía que iba a salirse del pecho.
Sin embargo, se obligó a mantener la calma, ocultando cada temblor de miedo y anhelo bajo una máscara ensayada.
Junto a Noah había otra figura familiar. Era Hurst.
Hurst negó ligeramente con la cabeza, lo justo para que ella captara la urgente advertencia en sus ojos.
Tenían que actuar con inteligencia.
Un movimiento en falso y ambos hombres quedarían atrapados allí con ella. Sadie entendió el mensaje de inmediato.
Bajó la mirada, borrando cualquier rastro de lo que acababa de pasar entre ellos.
El baño ya no era una opción.
Había demasiada gente merodeando por allí y, si los hombres de Emerson acababan enfrentándose a los de Noah, se desataría el caos. Necesitaba un lugar más tranquilo, donde fuera menos probable llamar la atención.
Sus ojos se posaron en una lujosa boutique a solo unos pasos. Sin perder el ritmo, se dio la vuelta y se dirigió a sus silenciosos escoltas, con tono profesional.
—Voy a probarme algo de ropa. —Se detuvo en la puerta, mirando con frialdad a los guardias—. Vosotros podéis esperar fuera.
Uno de los guardaespaldas dudó, con una expresión de incertidumbre en el rostro.
Disponible ya en ɴσνє𝓁α𝓼4ƒα𝓷.𝓬𝓸𝓂 disponible 24/7
Sadie no le dio oportunidad de discutir. Siguió adelante, con voz fría y autoritaria. —¿Qué pasa? ¿Tenéis miedo de que me escape?
Una sonrisa burlona se dibujó en sus labios. —¿O tal vez queréis seguirme y ver cómo me desnudo? Os diré una cosa: si alguien se atreve a pensarlo siquiera, haré que mi padre se encargue de que lo lamente el resto de su vida.
La amenaza de Sadie, fría y rencorosa, rezumaba la temeraria audacia de una niña rica y mimada vinculada al mundo del hampa.
Los guardaespaldas intercambiaron miradas cautelosas, el malestar en sus ojos se reflejaba perfectamente en los de los demás.
Más que nadie, ellos comprendían el alcance de la crueldad de Emerson.
Nadie en su sano juicio descartaría la amenaza de Sadie como una bravuconada. Ninguno de ellos estaba dispuesto a arriesgar su futuro, o su vida, para poner a prueba su determinación.
Por fin, el jefe de los guardaespaldas inclinó la cabeza. —Adelante, señora. Nos quedaremos en la entrada.
Una leve sonrisa se dibujó en los labios de Sadie mientras se daba la vuelta y entraba en la lujosa boutique, sin mirar atrás ni una sola vez.
.
.
.