El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 1340
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Capítulo 1340:
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Una sonrisa burlona se dibujó en los labios de Emerson. «No fui yo. Parece que tu preciado Noah se ha ganado muchos enemigos por su cuenta». Se recostó, cruzando las piernas, y habló como si todo el lío no le importara lo más mínimo.
«Afara, que se supone que es mi mano derecha», continuó, «decidió traicionarme. Llevó a Noah directamente a una trampa en el City Hospital».
La noticia golpeó duramente a Sadie, que entrecerró los ojos alarmada.
La diversión agudizó la sonrisa de Emerson, haciéndola aún más fría.
—Lo más probable es que esté en manos de Afara en este momento. Y herido, además.
Cada frase era como un golpe, y Sadie sintió que la esperanza se le escapaba.
El hielo corrió por sus venas, quitándole todo el color del rostro.
Emerson se inclinó hacia ella y le dijo con voz cortante: «¿Empiezas a entenderlo? Solo tú puedes salvarlo ahora. Basta de teatralidades. Dame lo que tu madre dejó y me aseguraré de que Noah vuelva contigo sano y salvo».
Aunque sus palabras eran suaves, la amenaza que había detrás era clara como el agua. Ahí estaba el verdadero Emerson: calculador, inflexible y dispuesto a jugar todas las cartas.
Cualquier calidez que hubiera mostrado en el pasado no era más que una máscara para este momento.
Una risa hueca se atragantó en la garganta de Sadie mientras lo miraba fijamente.
¿Cómo había podido una mujer tan sabia como su madre enamorarse de un hombre así?
No merecía la pena creer ninguna de sus promesas.
Sadie apartó la cara, cerró los ojos y lo excluyó por completo.
Con la paciencia agotándose, Emerson fijó la mirada en ella, volviéndose más frío con cada segundo de silencio.
Esa fue la última advertencia.
Levantándose de la silla, lanzó una mirada fría a Sadie, que yacía en la cama.
—Decide —dijo con frialdad—. Mi tolerancia no durará para siempre. Ya he enviado hombres tras Afara, pero el destino de Noah depende completamente de lo que decidas ahora.
En el umbral, se detuvo un instante. —Cuídate, hija mía.
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Se oyó un fuerte golpe cuando la puerta se cerró de golpe, y el clic de la cerradura resonó en el silencio.
Cuando Sadie se quedó sola, abrió los ojos de golpe y se quedó mirando al vacío que la rodeaba.
Sadie yacía acurrucada en la cama, con la mirada fija en el techo. Cada palabra que Emerson había pronunciado la atravesaba como un fragmento de hielo, cada una de ellas clavándose más profundamente en su corazón.
Noah estaba herido. Y lo que era peor, había caído en las garras de esa traidora, Mara.
Mientras permanecía atrapada allí, Sadie se había convertido en nada más que el arma más letal de Emerson, con el filo dirigido hacia la persona que más quería en el mundo.
Hacerse daño a sí misma había sido la decisión más estúpida.
Solo ahora comprendía plenamente la verdad de las palabras de Emerson.
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