El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 1310
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1310:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
Inmediatamente, pensó en Noah. Quizás algo urgente le había impedido entrar en el salón. Haciendo caso omiso de sus preguntas, Sadie asintió al camarero. «Enséñame dónde está».
Él la condujo rápidamente a través de un laberinto de pasillos y se detuvo ante un salón apartado. Con una pequeña reverencia, se escabulló.
Sadie respiró lenta y profundamente, enderezó los hombros y empujó la pesada puerta de madera. En el interior, la habitación estaba sumida en la penumbra, con las cortinas bien corridas para aislarla del mundo exterior. Una figura solitaria permanecía inmóvil junto a la ventana, de espaldas a ella.
El leve crujido de la puerta llamó su atención. Se giró lentamente y la luz de las velas se reflejó en una fría máscara plateada que ocultaba la mayor parte de sus rasgos. Solo un par de ojos profundos e insondables se encontraron con los de ella.
Sadie sintió una sacudida de sorpresa. Su corazón latía con fuerza mientras la sospecha se apoderaba de ella. Nunca había conocido a nadie como él. La máscara no hacía más que aumentar el misterio, y el temor comenzó a enroscarse silenciosamente en el fondo de su mente.
Sadie se recordó a sí misma que ella era la anfitriona de la noche y se recompuso, negándose a dejar que los nervios se apoderaran de ella. Con un sutil gesto de asentimiento, mantuvo un tono mesurado. —¿Puedo saber su nombre, señor?
El hombre se movía con deliberación mientras entraba en el tenue haz de luz. Unos ojos oscuros e indescifrables la observaban desde detrás de la fría máscara metálica.
—Tú debes de ser Sadie, la hija de Brenda —dijo con voz grave y ronca, pronunciando cada palabra con cuidado.
Al oír el nombre de su madre, un escalofrío recorrió la espalda de Sadie y se le clavó en los huesos. El nombre de Brenda rara vez salía de los labios de los desconocidos, y oírlo en boca de aquel hombre enmascarado le provocó una oleada de pánico. La inquietud se apoderó de su pecho, haciéndose más intensa por segundos. Un instinto la empujó hacia atrás, pero sus piernas se negaron a obedecer. En ese momento, se dio cuenta de que aquel encuentro entrañaba un peligro real.
Mientras tanto, al otro lado del salón, Noah escudriñaba entre la animada multitud, con una copa de vino en la mano, buscando la silueta familiar de Sadie. Antes la había visto ocuparse de asuntos de negocios con confianza. Una leve arruga apareció en su frente al sentir preocupación. En medio del caos y el ruido, una pregunta lo atormentaba: ¿Estaría Sadie bien?
Noah dejó la copa en una mesa cercana y se abrió paso entre la multitud, mirando rápidamente a todos los rincones. Preguntó a varias caras conocidas, pero nadie la había visto. Cada respuesta imprecisa aumentaba su preocupación.
Finalmente, un camarero que se había fijado en el nerviosismo de Noah se le acercó en voz baja. —Señor Wall, ¿está buscando a la señorita Hudson? La he visto antes caminando hacia la zona del salón. —Señaló un pasillo en penumbra al fondo del salón de banquetes.
Sin dudarlo, Noah se dirigió hacia allí, impulsado por la urgencia. Abrió una puerta tras otra, encontrando solo silencio y habitaciones vacías. La sensación de pánico se apoderó de él y se intensificó con cada paso que daba. El paradero de Sadie seguía siendo un misterio inquietante.
En ese momento, Blaine apareció a su lado, haciendo girar una copa de champán. Al ver la expresión tensa de Noah, le preguntó con preocupación: —Pareces alterado. ¿Has visto un fantasma o algo así?
.
.
.