El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 1296
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Capítulo XXX:
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La actuación de Alex merecía una ovación de pie. Fue una auténtica obra maestra.
Si Noah no hubiera alimentado sus crecientes dudas, esta elaborada exhibición de devoción podría haberlo engañado por completo.
Noah no pudo evitar reírse, aunque sus ojos permanecieron fríos como el acero en invierno.
—Solo bromeaba. No me ha tomado en serio, ¿verdad, señor Howe? Noah se levantó de su asiento con fluida elegancia, ajustándose las mangas con la refinada compostura de generaciones de buena cuna. —Dadas las circunstancias, debería marcharme y dejar de abusar de su valioso tiempo.
Alex mantuvo esa sonrisa ensayada mientras sus ojos se transformaban en dos glaciares de hostilidad apenas contenida. —Que tenga un buen viaje, señor Wall. Confío en que encontrará la salida sin mi ayuda.
Noah giró sobre sus talones y salió de la mansión Howe con pasos medidos y deliberados.
Solo cuando la imponente silueta de Noah desapareció de la vista, la sonrisa cuidadosamente elaborada se desprendió del rostro de Alex como una máscara arrancada de sus amarras.
Sin previo aviso, arrojó la taza de café que sostenía en la mano y observó cómo se estrellaba contra el suelo de mármol. —¡Bang!
La delicada porcelana se hizo añicos, y cada fragmento reflejó la luz como un espejo roto. Unas venas gruesas se le marcaron en el dorso de la mano y su pecho se agitó con salvajes y descontroladas convulsiones.
¡Maldito Noah! Alex estaba seguro de haber borrado todo rastro de su presencia, pero de alguna manera Noah había descubierto su visita al Nirvana. ¿Cómo era posible? ¿Había cometido un error crítico y dejado alguna pista reveladora? Un pensamiento escalofriante atravesó su mente.
¿Y si Sadie también había descubierto la verdad? La idea de que Sadie albergara la más mínima duda sobre él era intolerable.
Las sombras oscurecieron sus rasgos mientras se volvía hacia el mayordomo, que ya temblaba como una hoja en una tormenta. La voz de Alex se redujo a un susurro gélido. —Quiero respuestas. Encuentre a quien haya traicionado esta información y tráigame su nombre.
Las rodillas del mayordomo casi se doblaron ante la amenazante presencia de Alex. Se inclinó en una reverencia desesperada. —Por supuesto, señor Howe. Comenzaré la investigación de inmediato, señor.
Cuando Noah regresó a la finca Myrtlewood, Sadie había preparado un elaborado banquete y estaba sentada a la mesa, con la mente inquieta mientras esperaba. En cuanto vio la silueta familiar de Noah en la puerta, se levantó de un salto y corrió hacia él. —¿Cómo ha ido?
Aunque no expresó su preocupación, la ansiedad la carcomía por dentro. Una parte de ella se negaba a creer que Alex fuera capaz de comportarse de forma tan despiadada.
𝒄𝒐𝒏𝒕𝒆𝒏𝒊𝒅𝒐 𝒄𝒐𝒑𝒊𝒂𝒅𝒐 𝒅𝒆 ɴσνє𝓁α𝓼𝟜ƒ𝒶𝓃.c0m
Durante sus horas más oscuras, Alex había sido su compañero incondicional, ofreciéndole innumerables actos de bondad y un apoyo inquebrantable. Sin embargo, las circunstancias que rodeaban la muerte de Tina estaban plagadas de preguntas sin respuesta, lo que obligaba a Sadie a examinar minuciosamente cada posible amenaza, por dolorosa que fuera. Este conflicto interno entre la lealtad y la sospecha torturaba su alma sin descanso.
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