El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 1149
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1149:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
Pero al mismo tiempo, la inesperada brutalidad de Sadie la asustó.
—Señora Burgess —dijo Sadie con voz fría y amenazante—. Haría bien en no ponerme a prueba. Le daré otra oportunidad y contaré hasta tres. Uno… Dos…
Forest temblaba por el dolor en el hombro. Miró a Sadie y la falta de emoción en sus ojos le provocó un miedo primitivo, diferente a todo lo que había sentido antes.
Había cometido el error de pensar que Sadie solo estaba fanfarroneando. Pero resultó que hablaba muy en serio, y él tuvo que pagar muy caro por descubrirlo.
No podía morir, no ahora. Aún le quedaba una vida de lujo por delante.
«¡Hailey! ¡Haz lo que dice! ¡Sálvame! ¡Por favor, sálvame! ¡Me va a matar, Hailey!».
La mente de Hailey iba a toda velocidad. En un lado de la balanza estaba su padre y en el otro, Noah. Uno era su familia y el otro, su premio más codiciado. Si salvaba a su padre, ¿qué pasaría con Noah? Todo su plan se vendría abajo y todos sus esfuerzos habrían sido en vano.
La mirada de Hailey se endureció justo cuando Sadie abrió los labios para decir el último recuento. Había tomado una decisión.
Sin decir una palabra, levantó la pistola. Pero en lugar de apuntar a Sadie, Hailey apuntó a su propio padre.
¡Bang!
El disparo resonó en el patio, dejando a todos en silencio.
El rostro de Forest era una máscara de incredulidad.
Jadeando y ahogándose con su propia sangre, bajó la mirada hacia la mancha carmesí que se extendía rápidamente por su pecho. Su propia hija, a quien tanto amaba, le había disparado.
Sadie tampoco podía creerlo. Su agarre se aflojó y el cuerpo de Forest se quedó flácido. Cayó al suelo, con los ojos llenos de resentimiento amargo, clavados en el rostro de su hija.
La respiración de Hailey se volvió pesada. Ya no entendía nada.
Levantó la pistola de nuevo y, esta vez, apuntó a Sadie. ¡No podía perder! ¡No otra vez!
Justo cuando estaba a punto de apretar el gatillo, Hailey sintió una fuerte patada en la espalda.
Su cuerpo se inclinó hacia delante y cayó al suelo con fuerza.
No te lo pierdas en ɴσνєʟα𝓼4ƒαɴ.c🍩𝗺 con contenido nuevo
Su mejilla rozó el suelo áspero, abriéndose una herida superficial. El arma se le resbaló de la mano y cayó fuera de su alcance.
Un equipo de guardaespaldas alerta se apresuró a entrar y sujetó a Hailey antes de que pudiera reaccionar.
Nathan llegó corriendo desde la pared trasera. —Sadie, ¿estás herida?
Inmovilizada contra el suelo, Hailey parecía aturdida. Tenía el pelo revuelto y la comisura de los labios manchada de sangre.
No entendía nada. ¿Qué estaba pasando?
Nathan la miró —ensangrentada, furiosa, humillada— y soltó una risa burlona. —¿De verdad creías que todo iba según lo planeado? Sadie pensó que alguien tan cruel como tú ni siquiera se preocuparía por su propio padre. Por eso me pidió que trajera refuerzos por la pared trasera mientras vosotros dos os enfrentabais en la parte delantera. Ya hemos tomado el control dentro. ¿Y ese tal Dr. Lawson? Corrió como un loco, pero mis hombres lo alcanzaron. Así que hazte un favor y deja de resistirte».
.
.
.