El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 1072
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Capítulo 1072:
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Añoraba los cuentos de antes de la tragedia.
Pero ahora, todo se había escapado de su alcance.
El hilo final se había roto.
La muerte de su madre y de su padre, ahora la de Sharon… parecía un patrón orquestado.
¿Quién estaba detrás de esta red de crueldad?
¿Por qué una precisión tan despiadada?
Sadie agarró la manga de Noah con manos temblorosas y sus ojos enrojecidos se clavaron en los de él con desesperación. «Noah, necesito respuestas», dijo, con voz aguda y temblorosa. «¿Qué le ocurrió exactamente? ¿Quién le quitó la vida?
Noah desvió la mirada hacia los guardias de la entrada y les hizo una breve señal.
Comprendieron de inmediato, levantaron la camilla y se marcharon. Noah guió suavemente a Sadie para que se sentara y luego se sentó a su lado. «Sadie, tienes que mantener la calma», le instó suavemente. «Concéntrate en lo que voy a decirte». Se tomó un momento para ordenar sus pensamientos antes de continuar en tono sombrío: «He comprobado la vigilancia en torno al hospital. Mostró que después de que Sharon terminara de comprar comida, fue llevada a la fuerza a un coche negro. El coche desapareció en un callejón sin vigilancia; después de eso, no hubo más imágenes. Mi equipo no pudo recuperar nada útil». Inspiró con fuerza antes de añadir: «Sus restos aparecieron en las afueras, lejos de aquí».
Aunque mantenía la compostura en la voz, cada frase se clavaba en Sadie como una cuchilla.
¿Secuestrada después de comprar comida y descubierta sin vida horas después?
La explicación le pareció hueca, llena de vacíos.
El peso de la impotencia le oprimió el pecho.
El enigma que rodeaba a sus padres perduraba, y ahora la única persona que podía tener una clave había desaparecido.
Desvió la mirada, agotada.
«Necesito estar sola», dijo. «Por favor, vete».
Noah parecía preocupado. Sus ojos lo demostraban, aunque mantenía la boca cerrada.
Quería quedarse. Sadie necesitaba a alguien ahora más que nunca. Pero la mirada de ella -distante, agotada- lo contuvo.
Sadie no dijo nada. Se quedó mirando por la ventana, inmóvil y frágil.
Noah dejó escapar un suspiro y se levantó. «De acuerdo. Intenta descansar. Estaré fuera. Llámame si necesitas algo».
Salió, cerrando la puerta tras de sí con cuidado, dejando la habitación en silencio.
Sadie se levantó lentamente. Sus pies descalzos chocaron contra el frío suelo y el escalofrío atravesó la niebla de su mente.
Algo no encajaba.
Sabía de lo que era capaz Noah, el alcance que tenía, la gente a la que podía llamar.
¿Cómo podía no haber encontrado nada? Sobre todo después de estar fuera toda la noche y volver a aparecer ahora. Era imposible que volviera con las manos vacías. Estaba ocultando algo.
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