El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 1060
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Capítulo 1060:
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La noticia de la desaparición de Sharon había golpeado a Noah con la misma fuerza, aunque logró mantener la compostura.
«¿Cómo ha podido pasar esto?».
Esto estaba claramente orquestado por alguien.
«Sadie», instó, su voz deliberadamente firme, «trata de mantener la calma y escucha. Ya he enviado un equipo de búsqueda. Han peinado todos los alrededores del hospital, pero aún no han encontrado nada».
Le apretó suavemente el hombro. «Tu bienestar es primordial en estos momentos, te necesitamos fuerte y lúcida».
Sadie se lanzó hacia delante, agarrando la muñeca de Noah con una fuerza inesperada, como si sus palabras nunca hubieran llegado a sus oídos. Sus dedos helados temblaron contra su piel.
¿Cómo había podido desaparecer Sharon? Un alma tan gentil, completamente aislada en Jazmah, sin familia ni conexiones significativas. ¿Qué destino podría haberle deparado?
¿Podrían ser… aquellas personas que habían matado a sus padres? ¿Estaban ahora cazando a Sharon?
¡No podía quedarse de brazos cruzados mientras le hacían daño a Sharon! Después de todo, ella había ayudado a sus padres. Sadie contaba con Sharon para ayudarla a descubrir más sobre su pasado.
«¡Debemos encontrar a Sharon! Está en peligro». La voz de Sadie se quebró de emoción. «Noah, por favor, tienes que ayudarme a encontrarla».
En los ojos de Sadie brillaba el pánico, la impotencia se reflejaba en sus rasgos mientras suplicaba a Noah.
Noah sintió un dolor agudo en el pecho que le recorría todo el cuerpo. Envolvió sus frígidos dedos en el santuario de su cálida palma.
La desaparición de Sharon no tenía nada de casual. Apenas había revelado el pasado a Sadie y entregado aquella llave vital antes de desvanecerse.
Los orquestadores acechaban en las sombras, ejecutando sus planes con alarmante rapidez. Estaban decididos a impedir que Sadie descubriera la verdad.
Durante años, Sharon había mantenido la invisibilidad en Jazmah, sin cultivar relaciones. Su abrupta desaparición sólo indicaba una cosa: esas personas habían reaparecido y estaban haciendo su jugada calculada. Sharon se tambaleaba al borde de un verdadero peligro.
«Lo haré», carraspeó Noah, con voz de grava. «Entiendo lo que Sharon significa para ti. Deja a un lado tus preocupaciones, te la devolveré ilesa».
Con tierna deliberación, atrajo a Sadie hacia la fortaleza de su abrazo, apoyando la barbilla en su coronilla.
Sadie se derritió contra el baluarte de su pecho, y la cadencia metronómica de los latidos de su corazón ancló sus tumultuosos pensamientos. Poco a poco, recuperó la claridad mental.
El pánico y la histeria eran lujos que no podía permitirse, no cuando la vida de Sharon pendía de un hilo.
Sadie inhaló profundamente, armándose de valor, mientras levantaba la cabeza del pecho de él. La vulnerabilidad aún persistía en su mirada como la niebla de la mañana. «Noah, Sharon… ¿sobrevivirá a esto?».
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