El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 1001
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Capítulo 1001:
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«Gracias.» Sadie colgó y tiró el teléfono en el asiento del copiloto. Respiró hondo, arrancó el motor y se incorporó al tráfico. El viaje se le hizo interminable. Su mente no dejaba de dar vueltas a aquel breve e inesperado encuentro, y la sensación inicial de temor parecía crecer a cada minuto que pasaba.
Media hora más tarde, llegó por fin al hospital Jazmah Hopevale. Sadie se dirigió directamente al servicio de obstetricia, donde ya la esperaba su médico.
Le hicieron una serie de pruebas y, tras revisar los resultados, el médico le dedicó una sonrisa tranquilizadora.
«Todo va muy bien, señora Hudson. El desarrollo de su bebé va por buen camino. Sólo asegúrese de descansar mucho y evite esforzarse demasiado».
El médico continuó con algunos recordatorios más, pero Sadie se limitó a asentir distraídamente, con los pensamientos en otra parte.
«Gracias, doctor. Cogió el informe impreso y salió de la consulta, sumida aún en sus pensamientos.
Había planeado visitar la mansión Wall para ver a su hijo Averi, pero al salir del edificio se topó con otra cara conocida.
La mujer iba vestida con un traje de alta gama, completado con un abrigo de cachemira color crema, un evidente símbolo de opulencia.
Su rostro, cuidadosamente pintado, estaba tenso por la impaciencia.
Hailey Burgess.
Sadie se detuvo en seco y frunció el ceño. ¿Qué hacía Hailey aquí? Sus ojos se dirigieron instintivamente al estómago de Hailey. Era difícil ver mucho debido al grueso pelaje, pero creyó detectar una ligera protuberancia.
¿Estaba Hailey realmente embarazada de Noah?
Sadie sintió una oleada de emociones contradictorias al pensarlo.
Hailey estaba a punto de arremeter contra la persona que se había atrevido a chocar con ella, pero se congeló al ver que no era otra que Sadie.
Su irritación fue reemplazada al instante por una sonrisa burlona. «Vaya, vaya, vaya, pero si es la señorita Hudson». El tono de Hailey estaba lejos de ser amistoso mientras miraba a Sadie de arriba abajo, su mirada finalmente se posó en el informe en la mano de Sadie.
Hailey se llevó una mano a la boca y fingió sorpresa. «Vaya. ¿Está enferma, señorita Hudson?». Como si la evidente malicia en su voz no fuera suficiente, su sonrisa se torció en una mueca burlona.
«Pero bueno, es usted joven, guapa y hábil. Estoy segura de que los hombres hacen cola a tu puerta. Es justo que visites regularmente el departamento de obstetricia. Después de todo, con una vida amorosa tan colorida como la tuya, hay que tomar todas las precauciones, ¿no?».
El rostro de Sadie se endureció ante la insinuación. Hailey era tan insufrible como siempre.
«Señorita Burgess,» Sadie mordió, su tono agudo con la advertencia. «Le aconsejaría que tuviera cuidado con sus palabras».
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