El Alfa y su pareja rechazada - Capítulo 84
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Capítulo 87:
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Punto de vista de Debra:
Antes de que pudiera reaccionar, la puerta se abrió de golpe.
Janiya entró con paso firme, claramente borracha. Se tambaleó al entrar en la habitación, sin siquiera darse cuenta de mi presencia.
«¿Caleb? ¡Caleb! ¿Dónde estás?», gritó con voz pastosa por el alcohol.
Tenía un mal presentimiento. Me apresuré a buscar un lugar donde esconderme antes de que me viera. Fuera como fuera, no podía permitir que Janiya nos viera juntos a Caleb y a mí. De lo contrario, montaría una escena y eso solo me causaría más daño que beneficio.
Antes de darme cuenta, tropecé sin querer con Caleb, que acababa de salir del baño.
«¿Qué pasa?», preguntó, mirándome con confusión.
Señalé con el dedo detrás de mí y susurré: «¡Mira!».
Después de echar un vistazo a la borracha Janiya, Caleb intentó empujarme al baño y dijo: «¡Escóndete! No dejes que te vea aquí».
Puse los ojos en blanco. ¿Cómo es que esto empezaba a parecerse a una de esas películas en las que la esposa pilla a su marido engañándola con su amante?
Por desgracia, no tenía tiempo para discutir. A regañadientes, me retiré al baño.
Pero no cerré la puerta del todo. En lugar de eso, la dejé entreabierta para poder seguir viendo lo que pasaba fuera.
«Caleb, aquí estás…».
En cuanto lo vio, Janiya se abalanzó sobre él.
Sin mostrar expresión alguna, Caleb se giró para esquivar su abrazo y la sujetó por los hombros.
«Janiya, ¿qué haces aquí?», preguntó con indiferencia y un toque de impaciencia.
«¿Por qué no puedo estar aquí? ¡Te echo de menos!», se quejó Janiya como una niña mimada.
«¿Has estado bebiendo?», preguntó Caleb frunciendo el ceño. Ella apestaba a alcohol.
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«Solo un poco», ronroneó Janiya, rodeándole el cuello con los brazos. «Caleb, no puedes huir de mí».
Con una mirada triunfante, Janiya continuó: «Sé todos tus planes. Quieres que mi padre te ayude a reubicar a los residentes de Roz Town para que la venta salga bien, ¿verdad?».
Tras una breve pausa, Caleb abrió la boca para decir algo, pero Janiya no le dejó. «No intentes engañarme. Te lo digo, mi padre me nombró responsable de este proyecto».
Mis ojos se abrieron como platos. De repente me di cuenta de que lo que Emily había dicho era cierto.
¡Adam quería vender la ciudad!
Esto era importante. ¡Tenía que dejar constancia de ello!
Sin perder un instante, saqué mi teléfono y encendí la aplicación de grabación.
«Janiya, estás borracha». Caleb no dejaba de mirar hacia el baño de vez en cuando, como si le preocupara que pudiera escuchar algo.
«¡No estoy borracha! ¡Estoy completamente sobria!». Janiya hizo un puchero descontenta y agitó los brazos. «¡Basta de mentiras! ¡No has venido aquí para construir una planta química, has venido para comprar todo el pueblo! Por eso necesitas la ayuda de mi familia: ¡quieres que traslademos a los residentes del pueblo!».
La expresión de Caleb cambió. La empujó y le dijo con dureza: «Janiya, estás borracha. ¡Vuelve a tu habitación!».
«¡No! ¡Ya te lo he dicho, no estoy borracha!».
Parecía que su resistencia solo hacía que Janiya lo deseara más. Se abalanzó sobre él y empezó a besarlo salvajemente. «Te quiero, Caleb. De verdad. Por favor, márcame, ¿vale? ¡Quiero estar contigo para siempre!». Le besó la mejilla, la punta de la nariz y luego los labios.
Verlos besarse me enfadó muchísimo.
Desde que llegué a Roz Town, me había visto obligada a verlos abrazarse y besarse delante de mí. ¿Cuándo terminaría esta tortura?
Cegada por los celos, detuve la grabación, abrí la puerta y me acerqué a ellos con paso firme.
Estaba tan enfadada que golpeé a Janiya en la nuca.
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