Deja que te lleve el corazón - Capítulo 609
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Capítulo 609:
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En la parte delantera de la sala, dos sillas de respaldo alto cubiertas de terciopelo rojo llamaban la atención.
En la pared del fondo se exhibían los logotipos de ambas empresas, junto con las palabras «Cooperación y beneficio mutuo» en letras mayúsculas, lo que añadía solemnidad al evento.
Gracie flotaba por la sala con un elegante vestido negro que ondulaba como la luz líquida de las estrellas.
El escote, un delicado equilibrio entre modestia y seducción, enmarcaba su elegante cuello, mientras que las mangas largas le conferían un aire de autoridad refinada.
Las joyas minimalistas acentuaban su look, cada pieza susurrando sofisticación.
En medio de los animados intercambios de apretones de manos y cumplidos, la mirada de Gracie se posó en los protagonistas de la velada: Lorenzo, Norene, Zaria y Joseph.
Todos estaban donde debían estar.
Norene había elegido un vestido similar al de Gracie, una elección deliberada orquestada por Mona, que había pedido al personal de la casa Palmer que lo entregara en nombre de Lorenzo.
Los ojos de Gracie se encontraron brevemente con los de Mona, y una señal silenciosa pasó entre ellas. ¡Era el momento!
Primero, Gracie se acercó a Joseph. —Señor Wallace, cuánto tiempo sin verle. Ese coche deportivo que he visto esta mañana, ¿era suyo?
Joseph frunció el ceño con sorpresa, aunque se recuperó rápidamente y respondió con voz neutra. —¿A qué coche se refiere, señorita Jones?
—Hablemos en un lugar más tranquilo.
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Sin esperar respuesta, se dio la vuelta con elegancia y salió del vestíbulo. Sin otra alternativa, Joseph la siguió.
Los agudos ojos de Norene habían seguido cada uno de sus movimientos.
Su corazón latía a un ritmo irregular.
¿Iba Gracie a revelarle ese secreto a Joseph?
La idea la golpeó como un rayo. No podía permitir que eso sucediera. Norene encontró rápidamente una excusa y se volvió hacia Lorenzo.
—Necesito salir un momento, al baño —dijo. Lorenzo asintió distraídamente y Norene se apresuró a seguir a la pareja.
Desde una distancia discreta, Mona observó el drama que se estaba desarrollando. Aprovechando el momento, se acercó a Zaria. Norene vio a Gracie salir cuando llegaba a la entrada del salón.
—¿Qué le has dicho a Joseph? —preguntó Norene en voz baja y fría.
Gracie arqueó ligeramente una ceja. —Tu hijo se parece mucho a Joseph. ¿Crees que se quedaría atónito si viera los resultados de la prueba de paternidad?
Norene no tuvo tiempo de pensar si las palabras de Gracie eran ciertas. Inmediatamente supuso que Gracie debía de haberle entregado los resultados de la prueba a Joseph.
—Gracie, eres absolutamente vil —espetó Norene. Sin esperar respuesta, empujó a Gracie a un lado y se abrió paso hacia el salón.
Cuando Gracie vio que Zaria se acercaba, una sonrisa astuta se dibujó en su rostro y se fundió rápidamente en las sombras de un rincón.
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