Deja que te lleve el corazón - Capítulo 416
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 416:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Sin decir nada, Waylon se acercó, le quitó el paño de la mano y lo dejó a un lado.
Sus movimientos eran tranquilos, precisos, casi ensayados. Le tomó suavemente la muñeca y la llevó al sofá del salón. Luego desapareció brevemente y regresó con un botiquín de primeros auxilios en la mano.
—Waylon, solo es un pequeño corte. De verdad, no hace falta tanto —dijo Gracie.
Gracie estaba a punto de levantarse cuando se dio cuenta de que Waylon estaba sacando una tirita, unos bastoncillos de algodón y un frasco de alcohol medicinal.
—¿Puedes hacerlo tú sola o te ayudo? —le preguntó él.
—Lo haré yo —respondió ella, tratando de coger los objetos que él tenía en la mano. Pero Waylon ya le había cogido la mano herida y estaba limpiando suavemente la herida con el bastoncillo.
El escozor del alcohol la hizo fruncir el ceño y aspirar bruscamente.
¿No se suponía que debía hacerlo ella sola?
—¡Waylon, ten cuidado! —se quejó.
Al oírla, él se detuvo y luego hizo algo que la tomó completamente por sorpresa: se inclinó hacia ella y sopló suavemente sobre la yema de su dedo.
El calor de su aliento la estremeció.
¿No era él quien había dicho una vez que soplar sobre las heridas era una tontería de niños?
Gracie parpadeó, incapaz de apartar la mirada de él. Sentía que el corazón se le iba a salir del pecho en ese mismo instante.
Entonces llegó a la conclusión de que Waylon no era tan frío como daban a entender los rumores. Quizás su apariencia fría no era más que una coraza protectora.
—¿Te sigue doliendo? —preguntó Waylon.
Úʟᴛιмαѕ иσνᴇʟαs en ɴσνєʟαѕ4ƒαɴ.ç𝓸m
Gracie estaba tan absorta en mirar a Waylon que ni siquiera se dio cuenta de que él había levantado la vista de repente.
—Sí —respondió ella.
No estaba preparada para dejar escapar ese momento, esa rara oportunidad de ver el lado más tierno de Waylon.
Pero él se limitó a colocar la tirita con precisión y le dirigió una mirada firme. —Ten más cuidado con los objetos afilados la próxima vez —le dijo.
—Lo haré —respondió ella con humildad.
La expresión de Waylon se suavizó ligeramente. —Mañana estaré ocupado. No me esperes para cenar —añadió.
Gracie asintió de nuevo. Eso le venía perfecto: sus compañeros le iban a organizar una fiesta de celebración esa noche.
En el Hotel Fiston.
La espaciosa sala privada estaba reservada exclusivamente para los altos ejecutivos de la empresa.
—Señorita Jones, permítame brindar por usted primero. Confío en que podamos contar con su apoyo en los días venideros —dijo uno de ellos con cordialidad.
—Señorita Jones, enhorabuena por su ascenso a vicepresidenta del Grupo Hughes. Ya sabe lo prestigioso que es este cargo. ¡Conseguir un puesto así demuestra su extraordinario talento! —añadió otro con entusiasmo. El grupo rodeó a Gracie, ansioso por brindar por su éxito.
.
.
.