Deja que te lleve el corazón - Capítulo 413
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Capítulo 413:
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«Porque», dijo Jarred con tono seco, «usted despidió a la señorita Jones sin ninguna autoridad».
Jarred podía pasar por alto muchas cosas, pero esa era una línea que no permitía cruzar a nadie.
—Señorita Palmer, si sigue sin disculparse con la señorita Jones, no me quedará más remedio que recomendar su destitución como vicepresidenta al consejo de administración.
—¡No se atrevería! —espetó Giovanna con voz venenosa.
—Pruébelo, señorita Palmer —respondió Jarred.
Su pecho se agitaba con frustración y su resentimiento hacia Gracie se intensificó.
Miró a los empleados que la rodeaban. Con gran renuencia, murmuró: «Lo siento».
Norene, que observaba desde un lado, apretó los puños. ¿Ni siquiera Giovanna, que solía ser intocable, podía triunfar sobre Gracie?
«¿Qué ha dicho, señorita Palmer? ¡Creí oír un mosquito zumbando!», bromeó Gracie, insinuando que su voz era demasiado baja.
La humillación en los ojos de Giovanna se convirtió en ira. Levantó la barbilla y espetó: «¡He dicho que lo siento!».
Gracie ladeó la cabeza, esbozando una leve sonrisa en los labios. «Mejor. Pero la sinceridad parece ser una desconocida para usted, señorita Palmer».
La compostura de Giovanna se resquebrajó aún más, y su voz temblaba con una mezcla de furia y vergüenza. —¡No tientes a la suerte, Gracie! Tienes suerte de que te haya pedido perdón. No te pases de la raya.
Gracie no perdió la calma y respondió: —¿Y bien? Entonces no puedo aceptar esas disculpas.
Sin decir nada más, se dio media vuelta.
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Giovanna la llamó con voz aguda y desesperada: «¡Espere!».
Gracie se detuvo, sin volverse.
«No debí haberla despedido ayer. Por favor, perdóneme».
Gracie se volvió lentamente, con expresión serena pero victoriosa. «Está bien, señorita Palmer. Ya que es tan sincera, arreglaré el sistema».
Gracie se sentó frente al ordenador mientras Giovanna se quedaba detrás, observando su trabajo con atención.
Los dedos de Gracie se movían con fluidez sobre el teclado y la pantalla cobró vida, el sistema que antes estaba bloqueado volvió a funcionar como si nada hubiera pasado.
—¡Listo! —La voz de Gracie era informal, pero los aplausos que estallaron a su alrededor no lo eran en absoluto.
—¡Increíble!
—¡Es increíble! ¡En menos de dos minutos se ha acabado la crisis!
Danilo se rascó la nariz con torpeza, intercambiando miradas inquietas con los demás jefes de equipo.
Norene, que estaba cerca, miró a Giovanna y a Gracie, entrecerrando los ojos en un silencioso cálculo.
Jarred exhaló profundamente, sintiéndose aliviado. —Señorita Jones, no sé cómo agradecérselo. Si no fuera por usted, hoy podría haber perdido mi puesto de director general.
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