Deja que te lleve el corazón - Capítulo 351
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Capítulo 351:
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Norene vio a Gracie haciéndole una mueca desde el coche y no pudo contener su ira.
—Maldita seas, Gracie, espera, te voy a…
Antes de que pudiera terminar, un huevo podrido le voló directamente a la boca. El sabor repugnante se extendió rápidamente, dejándola sin habla.
—Uf… —Norene tuvo arcadas y vomitó, mientras la multitud tomaba fotos con sus teléfonos con entusiasmo.
Dentro del coche, Gracie miró por la ventana en estado de shock.
—Sr. Reed, ¿adónde vamos? Esto no parece el camino de vuelta a la villa.
—Tienes razón, Srta. Jones. Se ha filtrado la ubicación de la antigua villa. Por su seguridad y la del Sr. Hughes, tenemos que trasladarnos a otro lugar.
Gracie miró a Waylon, sintiéndose culpable.
—Lo siento, Waylon, por meterte en esto.
Waylon se encogió de hombros, incómodo.
—No pasa nada.
Tras una breve pausa, preguntó: —Greg me ha dicho que has sido víctima de acoso cibernético. ¿Es cierto?
—Tranquilo, Waylon, no es nada grave —respondió Gracie con voz firme.
Sin embargo, Waylon entendía que las cosas eran más complicadas de lo que ella daba a entender.
—Esta noche tenemos una gala benéfica y vas a acompañarme.
—¿Un evento benéfico? Oh, Waylon, realmente no debería —respondió Gracie, desconcertada.
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Dados los acontecimientos del día anterior, su presencia en una gala benéfica hoy sería decididamente irónica. Waylon la observó atentamente.
—¿No dijiste que era algo sin importancia?
Gracie parecía visiblemente molesta cuando respondió: —Es cierto, el acoso en Internet no es el fin del mundo, pero mis acciones de ayer realmente enfurecieron a la gente. Aparecer en la gala de esta noche podría provocar una reacción muy dura. ¿Recuerdas el incidente en el aparcamiento? Si esos dos no hubieran intervenido, yo habría sido la víctima.
—¿Y? —preguntó Waylon, arqueando una ceja.
—¡Y está claro que no debería estar en la gala de esta noche!
Waylon comenzó a ajustarse los gemelos, con tono definitivo. —Esto no es negociable.
La frustración de Gracie se hizo evidente cuando apretó el puño con fuerza. Había dejado claro que no podía asistir, pero Waylon insistía.
Al notar su mirada, Gracie relajó rápidamente el puño y fingió arreglarse el pelo revuelto.
—Está bien, Waylon, pero me dejé el vestido en la antigua villa…
—El vestido no será un problema.
Gracie había esperado utilizar su atuendo como excusa para no ir, pero la respuesta decisiva de Waylon la acorraló y la obligó a aceptar.
El ambiente en el coche se volvió sombrío. Waylon sorprendió a Gracie mirando con tristeza una foto.
—¿Pensando en tu hija?
Gracie asintió suavemente. —Sí, la echo mucho de menos.
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