De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 994
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Capítulo 994:
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Mientras lo miraba con puro afecto, sus ojos prácticamente brillaban con calidez y ternura.
Cuando Christina regresó a la sala con una palangana de agua tibia, Dylan estaba tumbado boca arriba en la cama del hospital.
Ella captó la expresión ligeramente incómoda de su rostro y no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa.
Al notar esa leve sonrisa, Dylan pareció aún más nervioso, mostrando un atisbo de timidez.
Se había dado cuenta de que ella parecía divertida por su timidez, así que la exageró a propósito. Al principio, la sensación de timidez había sido real, pero ahora no era más que una actuación deliberada.
«No hay por qué avergonzarse. Primero le ayudaré a quitarse la camisa», dijo Christina con voz tranquila mientras se acercaba para desabrocharle la ropa. Al ver lo incómodo que parecía, la curva de su sonrisa se hizo más profunda.
Christina le quitó la camisa con suavidad, escurrió una toalla y comenzó a limpiarle la parte superior del cuerpo con delicadeza.
En poco tiempo, le limpió el pecho y se dispuso a pasar a la espalda.
Dylan observó su expresión concentrada, buscando algún signo de emoción, pero no encontró ninguno. ¿Realmente su cuerpo le resultaba tan anodino? Esperaba que las líneas de su pecho y la definición de sus abdominales llamaran su atención, pero su mirada tranquila era tan distante como si estuviera atendiendo a un maniquí. La idea le dejó ligeramente desanimado.
En realidad, Christina no era tan indiferente como parecía. Su rostro permanecía sereno, pero su corazón latía más rápido contra su voluntad. Puede que estuviera acostumbrada a la forma humana, pero cuando se trataba de Dylan, su corazón reaccionaba de manera diferente.
Christina terminó de limpiarle la parte superior del cuerpo, pero cuando sus manos se desplazaron hacia los pantalones, una repentina sensación de calor se extendió por sus oídos.
Respiró hondo, recordándose a sí misma que se trataba solo de otro cuerpo, nada más que carne y hueso. Sin mostrar expresión alguna, le desabrochó el cinturón y le quitó los pantalones, evitando deliberadamente que su mirada se desviara hacia donde no debía.
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Escurrió la toalla una vez más y le secó cuidadosamente las piernas. Sin embargo, cuando llegó a los muslos, sus movimientos se aceleraron un poco. Incluso con la barrera de la ropa interior, la vergüenza la invadió.
No era la primera vez que Christina veía las partes íntimas de un hombre, ya que su paso por urología la había familiarizado con ellas. Sin embargo, enfrentarse al cuerpo de Dylan le provocó una reacción diferente.
Cuando había atendido a Brendon, nunca se había sentido así. Brendon no había sido más que otro paciente para ella. Lo había tratado como lo haría una máquina: de forma eficiente, distante y sin mostrar emoción alguna. A diferencia de ahora, cuando su respiración se aceleraba y su corazón latía sin control.
Ya fuera por el aroma limpio y masculino de Dylan o por la forma de su cuerpo, algo en él la atraía con una fuerza silenciosa y magnética. Su complexión era delgada pero definida, sus músculos bien tonificados y sus piernas fuertes y largas.
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