De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 991
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Capítulo 991:
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Eloise se cubrió el rostro con ambas manos, dejando solo una estrecha rendija entre los dedos mientras observaba con ansiedad la escena que se desarrollaba ante ella.
«¡Rápido, llamad a un médico! ¡Dylan se ha desmayado!». Christina estaba tan nerviosa que no se dio cuenta de que Dylan solo estaba fingiendo desmayarse.
Christina se levantó rápidamente y llevó a Dylan de vuelta a la cama del hospital, acomodándolo con cuidado para que se sintiera cómodo.
Dylan, que seguía fingiendo estar inconsciente, no se atrevía a levantar los párpados. Le preocupaba que, si Christina se daba cuenta de su actuación, se distanciara de él por vergüenza.
La mejor solución que se le ocurrió fue seguir fingiendo que se había desmayado.
Chloe y Eloise habían asumido inicialmente que no estaban presenciando más que una interacción juguetona entre Dylan y Christina. No esperaban que Dylan pareciera realmente débil y se derrumbara.
—¡Voy a buscar al médico! —exclamó Eloise mientras daba media vuelta y salía corriendo por la puerta.
Chloe dejó la comida que llevaba en la mesa antes de correr hacia Dylan. —¡Dylan! —gritó con voz temblorosa.
Chloe levantó una mano temblorosa para comprobar si respiraba, aterrorizada por la posibilidad de no sentir nada. Cuando percibió el débil calor de su respiración, el nudo en su pecho se aflojó y dejó escapar un suspiro tembloroso. Se sintió invadida por el alivio: él seguía vivo.
«No te preocupes. Tu hermano está bien. No es nada grave, solo debilidad por la fiebre alta causada por una infección», dijo Christina con suavidad, con un tono tranquilo y tranquilizador.
Los hombros de Chloe se relajaron de inmediato, su confianza en Christina era absoluta. Para ella, cualquier cosa que Christina dijera era tan sólida como la verdad misma.
—Menos mal —murmuró Chloe, dejándose caer en una silla—. Casi me da un infarto. Su corazón seguía latiendo con fuerza, y el miedo al peor de los escenarios persistía como una sombra.
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Unos momentos después, Eloise regresó con el médico. Este se acercó a Dylan sin demora y le hizo un examen completo. Sus conclusiones coincidían con las de Christina: no había ningún problema grave, solo debilidad.
—Dylan solo necesita más descanso. Dejadlo dormir por ahora —dijo Chloe, sacando los postres que había comprado para Christina—. Son dulces típicos de la zona, están deliciosos. Tenéis que probarlos.
Christina cogió un pudín y sonrió. «¿Por qué no te unes a mí?».
«Ya comimos antes de venir. Son especialmente para ti. Y cuando Dylan sea dado de alta, ¡te llevaré a recorrer la ciudad!», dijo Chloe, con el rostro iluminado por la emoción.
«Sinceramente, nunca he estado en Lorbridge», admitió Eloise con una sonrisa tímida. Antes de reunirse con la familia Hubbard, su vida había estado marcada por la pobreza y el hambre. La idea de pasear algún día sin preocupaciones por Lorbridge le parecía un sueño imposible.
Ahora, Eloise tenía una familia y amigos que se preocupaban por ella, y la felicidad le parecía irreal. Apreciaba cada momento con ellos, aferrándose a esos días cálidos. Aunque algún día se desvanecieran como un sueño, los recuerdos permanecerían, consolándola para siempre.
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