De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 874
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Capítulo 874:
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Aun así, Christina se encontró explicando: «Nunca dije que no iría. Es solo que no estoy segura de cómo estará mi agenda el mes que viene. Si estoy libre, quizá vaya».
En realidad, no tenía ninguna intención de asistir a la fiesta de cumpleaños de Margot. No pertenecía al círculo de la familia Scott. Seguía siendo una extraña en su mundo. Si no hubiera sido por la enfermedad de Chloe, nunca se habría cruzado en el camino de Chloe y Dylan, ni habría recibido una invitación.
«Si estás libre el mes que viene, vendrás, ¿verdad?», preguntó Dylan, con una mirada llena de esperanza.
Al captar esa mirada expectante en sus ojos, Christina dudó, reacia a decepcionarlo. —Sí, si estoy libre el mes que viene, iré contigo. En cuanto las palabras salieron de sus labios, la sonrisa de Dylan se iluminó.
El corazón de Christina dio un vuelco. Se le cortó la respiración y, por un momento, se quedó paralizada, sorprendida. Había algo en esa sonrisa, en esos ojos brillantes que transmitían una calidez natural, que la atrajo sin previo aviso.
Sin darse cuenta, los labios de Christina se curvaron suavemente, formando una suave sonrisa en respuesta.
Para Dylan, esa expresión aturdida y sonriente de ella era como una rara perla luminosa en la noche, que brillaba suavemente y era imposible de ignorar. Una necesidad casi irracional surgió en su interior, el deseo de mantener esa perla oculta, protegida del resto del mundo.
Desde su escondite, Chloe y Eloise intercambiaron sonrisas de satisfacción ante la tierna escena que tenían ante sus ojos.
Parecía como si la luz del sol se hubiera derretido sobre Dylan y Christina, bañándolos en un resplandor dorado. Sus miradas se cruzaron, suspendidas en un momento que parecía eterno.
Chloe y Eloise sonrieron radiantes. Ojalá ese segundo pudiera capturarse y conservarse para siempre.
Incapaz de resistirse, Chloe rápidamente levantó su teléfono y tomó una foto. No se molestó en ajustar los ángulos ni la iluminación, pero la imagen resultó impresionante. Dos figuras llamativas enmarcadas en un entorno de ensueño: era una escena digna de una postal.
Chloe apostó a que si la publicaba en Internet, se haría viral en un instante y los comentarios no dejarían de llegar.
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Chloe y Eloise miraron la foto con los ojos llenos de emoción, imposible de contener.
Después de su pequeña misión secreta, regresaron silenciosamente a su habitación, corriendo como niñas que guardan un preciado secreto.
«Menos mal que el flash y el sonido del obturador estaban apagados, o nos habrían pillado», susurró Chloe, apoyándose en la puerta con el corazón latiéndole con fuerza.
«Vamos, envíamela», instó Eloise, con el teléfono ya en la mano, con voz apagada pero temblorosa por la emoción.
«No me metas prisa. Te la estoy enviando ahora», dijo Chloe riendo mientras tecleaba, y pronto la habitación se llenó de sus carcajadas.
Cuando Christina pasó por delante de su habitación, oyó sus risitas y se detuvo, levantando ligeramente las cejas. ¿Qué les tenía tan emocionadas? ¿Y por qué sus risas sonaban tan extrañas? Quizás estaban obsesionadas con una nueva pareja de famosos, lo que explicaría los chillidos y las risas. Con una leve sonrisa, Christina se encogió de hombros y volvió a su habitación.
Lo que no sabía era que la pareja por la que se emocionaban tanto eran ella y Dylan.
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