De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 862
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Capítulo 862:
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Después de darle vueltas, Robin se decidió por una explicación sencilla. Quizás había dormido en una postura extraña y se le había quedado el cuello rígido y dolorido.
Una vez que se convenció de ello, descartó el recuerdo de la extraña escena del pasillo como si no fuera más que un sueño vívido. La única razón por la que lo había confundido con la realidad era lo realista que le había parecido todo.
Ni siquiera se le pasó por la cabeza la idea de que Christina hubiera manipulado discretamente las imágenes de las cámaras de seguridad.
De vuelta en el hospital, Alexa irrumpió en la sala de Moss, con sus gritos resonando por el pasillo.
Mack y Liza se apresuraron a bloquearle el paso, pero Alexa los empujó con tanta fuerza que casi los derriba.
Al principio, Yvonne tenía toda la intención de intervenir, pero el repentino arrebato de Alexa la dejó paralizada, con el rostro pálido. Su instinto se activó y retrocedió, rodeándose el vientre con los brazos para proteger a los bebés. Cualquier percance y el favor de Moss se esfumaría para siempre.
Una mirada fulminante de Alexa hizo que Yvonne se encogiera aún más. Los ojos de Yvonne se dirigieron hacia Moss con una silenciosa petición de ayuda.
Ignorando su angustia, Moss ordenó: «Fuera todos». Apenas miró a la familia Jones mientras los echaba de la habitación.
Yvonne no protestó, aunque sus mejillas ardían de vergüenza. Sostuvo a sus padres y los ayudó a salir, lanzando una última mirada resentida al cruzar el umbral.
Mack y Liza no se atrevieron a desafiar a Moss: cada centavo que gastaba su familia dependía de su buena voluntad. Tragándose su orgullo, se enfurecieron en silencio. Todas sus esperanzas estaban puestas en los gemelos que crecían en el vientre de Yvonne. Algún día, pronto, toda la fortuna de los Glyn caería en sus manos.
El resentimiento bullía en sus pensamientos. Para ellos, Moss no era digno de su preciosa hija. Si el destino era benévolo, pronto encontraría su fin. La idea de que Yvonne se hubiera casado con un hombre malhumorado y envejecido les atormentaba. No imaginaban más que dificultades para ella y culpaban a Christina de todos los reveses que sufría su familia.
La voz de Liza temblaba cuando se volvió hacia su marido. —¿Crees que Alexa y Moss podrían empezar de nuevo?
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Mack respondió sin dudar: «Imposible. Alexa ya no es la mujer que era, ha perdido su brillo. La juventud y la belleza de Yvonne la superan con creces. A menos que Moss haya perdido la cabeza, nunca elegiría a Alexa antes que a nuestra hija».
«Exacto, y no olvides que nuestra hija está embarazada de gemelos. El hijo de Moss es impotente, así que el linaje de la familia Glyn recae sobre los hombros de Yvonne», respondió Liza, asintiendo con la cabeza.
Yvonne se tocó suavemente el vientre y miró a sus padres con disgusto. «No hay comparación. Yo soy la que Moss eligió como esposa, y Alexa no es más que una desechada, vieja y olvidada».
Mack se apresuró a corregirse, dándose un ligero golpecito en los labios. «Sí, sí, no debería haber dicho nada…».
Una sonrisa burlona se dibujó en las comisuras de los labios de Yvonne al recordar el rostro angustiado de Alexa. «¿La has visto derrumbarse ahí dentro? Su hijo debe de estar metido en problemas otra vez. Sinceramente, sería un alivio que se muriera. Así, nadie se interpondría en nuestro camino para heredar todo lo que posee la familia Glyn».
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