De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 853
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 853:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
¿Y los niños que llevaba Yvonne? Balfour tenía planes para ellos. Una vez que su viejo estirara la pata y él se quedara con el trono para él solo, esos dos mocosos serían eliminados… para siempre.
Su padre lo había dejado muy claro: Christina debía ser capturada con vida. Sin matanzas, sin tonterías. Esa restricción le irritaba sobremanera. Aun así, su padre le había prometido una jugosa recompensa —el diez por ciento de las acciones de la empresa— si lo conseguía. Cambiar a una…
¿Una mujer problemática por el diez por ciento del negocio? Era un trato que estaba más que dispuesto a aceptar.
—Señor Glyn, han pasado casi treinta minutos. ¿Cree que esa mujer podría haber decidido no aparecer por miedo? —El líder del grupo de mercenarios contratados, de pie junto a Balfour, finalmente expresó el pensamiento que le había estado rondando la cabeza.
—Si no aparece, su amiga morirá. Balfour esbozó una sonrisa maliciosa. Parecía tenerlo todo bajo control, pero en el fondo no estaba del todo seguro de que Christina picara el anzuelo y acudiera. Aun así, dada la estrecha relación que tenía con Davina, era difícil creer que simplemente se marchara.
«La gente valora más su propia piel que la amistad», murmuró el líder mercenario con tono de desaprobación.
Cuando se trataba de vida o muerte, las amistades a menudo se marchitaban y morían. En momentos como ese, los lazos más cercanos podían romperse. Incluso los hermanos podían traicionarse sin pestañear, así era como funcionaban los humanos.
Balfour sacó un cuchillo reluciente de su cinturón, con una sonrisa retorcida en los labios. «Si ha decidido no venir, haré que su amiga grite de dolor. Le enviaré cada segundo en directo».
Hizo girar la hoja entre sus dedos, ansioso por disfrutar de un entretenimiento retorcido mientras esperaba a Christina. Decidió marcharse y divertirse un poco atormentando a Davina primero.
Pero justo cuando el líder mercenario se giró para seguirla, un repentino escalofrío le recorrió la espalda como una mano invisible que le agarraba por el cuello. Algo no iba bien. Su instinto se disparó. Buscó su pistola en un instante, pero no fue lo suficientemente rápido. Una bala le atravesó la muñeca y su arma cayó al suelo inútilmente.
Actualizaciones diarias desde ɴσνєℓα𝓼𝟜ƒα𝓷.𝒸ø𝗺 con sorpresas diarias
Los otros cuatro mercenarios ni siquiera llegaron tan lejos. Apenas tuvieron tiempo de empuñar sus armas antes de que las balas les atravesaran el cráneo. Cada uno de ellos cayó como un saco de carne en un santiamén.
El líder de los mercenarios se agarró la muñeca sangrante, con los ojos muy abiertos por la incredulidad, mirando a sus compañeros caídos que yacían esparcidos por el suelo. No tenía ningún sentido. ¿Cómo podía estar pasando esto? Sus ojos seguían abiertos, congelados por la conmoción. Habían desaparecido. Todos y cada uno de ellos estaban muertos.
El líder mercenario palideció al ver la silueta que se materializaba lentamente con un miedo paralizante.
Parecía ser una mujer cuya mera existencia inspiraba reverencia y una escalofriante quietud en todos los que la rodeaban. Blandía dos pistolas, con una expresión fría y dominante, parecida a la de un monarca que preside desde lo alto, considerando a los simples mortales como insignificantes.
El líder mercenario estaba desconcertado. ¿Quién demonios era esa mujer? De repente, recordó a una guerrera mítica, una persona que, según se decía, había destruido todo un gremio de asesinos sin ayuda. Una comandante en la sombra de una secta letal, de la que se susurraba bajo el alias de Deathbringer.
.
.
.