De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 792
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 792:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
Esa noche, Dylan daba vueltas en la cama, incapaz de dormir. Una inquietud creciente lo carcomía y no podía quitarse de la cabeza la sensación de que algo no estaba bien. Tras varios intentos fallidos por descansar, finalmente se levantó de la cama. Como si lo empujara una fuerza invisible, se dirigió directamente a la puerta y la abrió sin pensarlo dos veces.
Y allí, desplomada justo delante de él, estaba Christina.
Por un instante, su corazón se detuvo. Ni siquiera podía respirar. Antes de que pudiera procesarlo, su cuerpo ya se estaba inclinando hacia ella.
Rápidamente comprobó si daba señales de vida y soltó un profundo suspiro de alivio al confirmar que aún respiraba. Lo peor había pasado por su mente. No se atrevía a pensar más. Suavemente, la llamó por su nombre: «Christina».
Todo lo que obtuvo como respuesta fue un suave gemido inconsciente. Su rostro estaba contorsionado por el dolor, como si estuviera atrapada en una pesadilla de la que no podía escapar.
«Christina», volvió a llamarla Dylan, extendiendo la mano para tocarle la frente.
Tenía la piel ardiendo, estaba que echaba humo.
Una ola de pánico lo invadió. La cogió en brazos sin dudarlo y salió corriendo de la villa. Con una fiebre tan alta, el hospital era la única opción.
Cuando se trataba de la seguridad de Christina, Dylan no estaba dispuesto a correr ningún riesgo. Al fin y al cabo, incluso el más mínimo error podía tener consecuencias devastadoras.
Acurrucada en sus brazos, Christina se acurrucó instintivamente contra él. —No… No me abandones… —murmuró, seguida de un débil y desesperado gemido.
«Este… Este lugar es aterrador…». Los sollozos inconscientes de Christina atravesaron a Dylan como mil pequeñas cuchillas, cada corte más afilado que el anterior.
Recordó cómo brillaba cuando estaba completamente serena, siempre segura de sí misma y en control. Ahora veía lo profundamente que había enterrado sus miedos bajo ese exterior perfecto. Si no estuviera tan fuera de sí, nunca dejaría que nadie viera ese lado de ella, tan abiertamente destrozada.
Ese mismo pensamiento le oprimía el pecho con una tristeza insoportable. Ella no era tan intocable como el mundo creía. Simplemente enmascaraba tan bien su dolor que la gente nunca veía las grietas bajo la superficie.
¿Ya leíste esto? Solo en ɴσνє𝓁α𝓼4ƒα𝓷.c♡𝓂 con nuevas entregas
Dylan acercó a Christina hacia él y le susurró con voz firme y suave: «No tengas miedo. Estoy aquí. Nada te va a hacer daño. A partir de ahora, yo te protegeré. No tengas miedo, estoy aquí».
Con el consuelo tranquilo e inquebrantable de Dylan, los temblores del cuerpo de Christina comenzaron a calmarse. Aun así, se aferró a él con más fuerza, como si él fuera lo único que la mantenía anclada en medio de una pesadilla despierta.
Los ojos de Dylan se llenaron de lágrimas por la emoción, y su corazón se encogió mientras la abrazaba con más fuerza. Quizás, solo quizás, su mente había vuelto a ese horrible momento en el que sus padres adoptivos la enviaron a ese brutal campamento de supervivencia en otro país. Ella era solo una niña, ¿cuánta fuerza le había costado sobrevivir a algo así?
Dylan ni siquiera podía imaginar las pesadillas que debía de haber soportado, las que aún la atormentaban.
.
.
.