De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 738
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Capítulo 738:
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«Tengo mis razones», respondió Christina vagamente, sin mostrar intención alguna de dar una explicación.
Elliott dejó escapar un leve suspiro. Él sabía mejor que nadie que, una vez que Christina tomaba una decisión, nadie podía hacerla cambiar de opinión. Cuando sus ojos se posaron en la mano de ella, que aún descansaba sobre la de Dylan, su corazón se hundió aún más. Podía sentir la creciente distancia entre ellos. Y le dolía.
—¿Estás segura? —preguntó Dylan en un tono mucho más suave. Ahora que ella había tomado una decisión, él la respetaría y la apoyaría en todo lo que pudiera.
—Sí —respondió Christina con calma.
Dylan se quedó en silencio un momento y luego colocó su mano áspera con delicadeza sobre la de ella. —Está bien, te creo. Pero si algo te parece raro, retírate inmediatamente. Yo te protegeré. —Entrecerró ligeramente los ojos. Estaba decidido a protegerla de cualquier peligro, sin importar el costo.
—No te preocupes demasiado —dijo Christina, cubriendo su mano con la otra y sonriendo—. Estaré bien.
Dylan miró la mano de ella sobre la suya y sintió que el frío que lo invadía se derretía. Una dulce calidez le llenó el pecho. Ella no se había retirado. Lo había retenido. Eso significaba algo. La distancia entre ellos se había reducido silenciosamente. Dylan no pudo evitar pensar en los momentos divertidos que habían pasado durante el juego. Una sonrisa se dibujó en sus labios. Algún día borraría a Brendon por completo de su corazón.
Elliott, que observaba sus manos, deseaba formar parte de ese momento. Sus dedos se crisparon mientras levantaba la mano, quedándose a pocos centímetros de la de ella. Pero justo cuando se armó de valor para unirse a ellos, Christina y Dylan retiraron las manos. Elliott se quedó paralizado, con la mano suspendida en el aire de forma incómoda. Había estado a un paso de conseguirlo. Se maldijo por haber dudado.
—Muy bien, entonces está decidido —dijo Christina volviéndose hacia Elliott—. ¿Te quedas a comer?
—¡Sí! —respondió Elliott rápidamente, con el rostro iluminado.
Dylan frunció el ceño. Con la esperanza de despedir a Elliott, dijo: —Si no recuerdo mal, tu abuelo da un almuerzo familiar hoy, ¿no?
—¡Ah, sí! Eloise también lo mencionó —añadió Christina. Ella había planeado comer en casa con Chloe. Un par de platos sencillos bastarían.
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Elliott apretó la mandíbula, furioso en silencio por las palabras de Dylan.
—Bueno, Elliott, ya que tu abuelo va a celebrar una reunión familiar, no te entretendremos más en el almuerzo —dijo Christina, sin darse cuenta de la tormenta que se estaba gestando en la cabeza de Elliott.
Pensando rápido, Elliott respondió: «En realidad, ha cambiado el plan para el almuerzo. Mi abuelo ha decidido posponer la reunión hasta esta noche después de una breve discusión».
—¿En serio? —Dylan entrecerró los ojos y miró a Elliott con severidad.
—Por supuesto. ¿Por qué iba a inventarme eso? —Elliott mantuvo el tono firme, mintiendo sin pestañear.
—Pero acabo de hablar con tu hermana. No me ha dicho nada de ningún cambio —dijo Christina, un poco confundida.
La inquietud se reflejó en el rostro de Elliott. Se aclaró la garganta y respondió con un toque de torpeza: «Probablemente aún no se lo han dicho. Acabo de recibir la información de mi abuelo, debería enviar el mensaje pronto».
Christina se encogió de hombros. —Está bien, entonces.
Ella no le dio mucha importancia, pero Dylan no se lo creyó. Se quedó callado, mirando a Elliott con frialdad.
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