De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 734
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Capítulo 734:
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«¡Christina, eres increíble! ¡Tienes ese brillo! Solo soy un piloto aficionado, ¡pero eres mi mayor inspiración!».
«¿Ese espíritu intrépido? ¡Increíble! Te acabas de ganar mi lealtad para siempre».
«¿Qué ha pasado con esos dos bocazas? ¿No hablaban como si fueran los dueños del mundo? ¿Por qué no se unen ahora a la carrera a vida o muerte?».
«Solo se pavonean con el teclado. Cuanto más gritan, más evidente es que son unos cobardes».
«No son nadie en la vida real, pero en Internet se hacen pasar por guerreros intrépidos, buscando constantemente una atención que no merecen».
Justo cuando Christina estaba a punto de dejar su dispositivo, recibió una llamada. Era Davina.
Davina le advirtió: «Te envié el perfil de Terrence. Vi que alguien te lanzó un desafío en línea. No seas tonta, es una trampa».
«Ya he aceptado el desafío. Voy a seguir adelante esta tarde».
«¿Qué has dicho?», exclamó Davina. «Christina, ¿estás loca? ¿Te das cuenta de en qué te estás metiendo? Una carrera a vida o muerte no es algo que se pueda tomar a la ligera…».
El tono de pánico de Davina parecía que iba a partirle la cabeza a Christina. —Davina, respira.
—¿Que respire? ¿Cómo voy a mantener la calma cuando te estás arrojando al peligro y me pides que me quede mirando? Christina… ¿no somos mejores amigas? ¿Por qué no me has hablado antes de precipitarte en algo así? Tú… —Las palabras de Davina se quebraron, su voz se derrumbó bajo el peso de la emoción, hasta que comenzó a sollozar.
La voz de Christina se redujo a un susurro suave, de esos que calman una tormenta. «Oye, no pasa nada. No llores, cariño. Tus sollozos me están destrozando».
—¿Crees que quiero estar así ahora mismo? —las palabras de Davina salieron estranguladas, cargadas de lágrimas—. Estoy llorando porque estoy aterrada.
Una sonrisa pícara se dibujó en el rostro de Christina, con los ojos brillando con ese destello burlón tan familiar. —Te diré una cosa… ¿Qué tal si haces una gran apuesta por mi victoria esta tarde? Gana mucho dinero, cómpranos un yate de lujo y luego podrás llorar todo lo que quieras mientras bebes champán en la cubierta.
A pesar de su frustración, Davina no pudo evitar reírse, una risa genuina y sorprendida que brotó de su pecho. —¡Christina! Estás completamente loca. ¿Haciendo bromas en un momento como este?
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«Tranquila, estaré bien. Además, tenemos que planear la fiesta en el yate». La risa de Christina era cálida y segura.
—De todos modos, ten cuidado. Ese tipo ha ganado el campeonato dos años seguidos. Tiene mucho talento y agallas. Mi instinto me dice que esto no será tan fácil como parece. Me preocupa que él y quienquiera que lo respalde puedan hacer alguna jugada sucia —advirtió Davina.
—Está bien, está bien. Prometo que tendré cuidado. Créeme, me quiero mucho más de lo que tú me quieres a mí. —La voz de Christina bailaba con diversión—. Tengo millones quemándome en los bolsillos y soy demasiado joven y fabulosa para morir tan pronto.
«¡Basta ya!», espetó Davina con voz severa. «No se hable más de morir ni de dejarlo. Vamos a mantenernos sanas y a salir de fiesta durante las próximas décadas».
«Trato hecho. Lo haremos sin falta». La sonrisa de Christina era suave y segura.
Christina escuchó el interminable torrente de advertencias de Davina sin que ni una pizca de irritación cruzara su rostro. Al contrario, su sonrisa se hizo más amplia con cada palabra preocupada. Davina tenía una forma de tocar todos sus puntos débiles, derritiendo su dura coraza como mantequilla sobre una tostada caliente. Davina no era solo su mejor amiga. Davina era como de la familia, la única persona que conocía todos sus secretos y la quería de todas formas. Su amistad era más profunda que la sangre, más fuerte que cualquier relación que hubiera conocido jamás.
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