De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 617
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 617:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
Mack permaneció en silencio durante unos tensos segundos, con la mandíbula apretada, antes de finalmente garabatear su firma en el acuerdo de transferencia de acciones. Se lo entregó a Christina, con expresión sombría y severa. «Ya está hecho. Ahora deja ir a Yvonne, tal y como dijiste».
Christina tomó el papel y lo inspeccionó con calma. Después de confirmar que todo estaba en orden, empujó a Yvonne hacia sus padres sin decir una palabra. Yvonne se tambaleó, con el rostro pálido como un fantasma, no solo por el terror, sino por la gran cantidad de sangre que había perdido.
—¡Yvonne! ¿Estás bien? —Liza se apresuró a acercarse y presionó las manos sobre la herida de Yvonne para detener la hemorragia.
—¡Me duele, mamá! —sollozó Yvonne con voz entrecortada y temblorosa—. ¡Mi mano, por favor, necesito ir al hospital!
—Iremos ahora mismo —dijo Liza rápidamente, y luego miró a su marido con una mirada afilada, los ojos llenos de malicia—. Tú encárgate del resto.
Mack asintió secamente. —Ve. Yo me encargo.
Las lágrimas corrían por las mejillas de Yvonne mientras lanzaba una última mirada venenosa a Christina antes de que su madre la ayudara a salir.
La puerta apenas se había cerrado cuando Mack se volvió hacia Christina, con voz fría como el acero. —Destruye ese acuerdo de transferencia de acciones y te dejaré vivir.
Christina respondió a su amenaza con una mirada serena e indiferente. Levantó una ceja divertida y esbozó una lenta sonrisa. —¿Ah, sí? ¿Ahora piensas matarme?
—¿Crees que voy a dejar que salgas de aquí? —se burló Mack—. Antes tenías a mi hija, así que me contuve. ¿Pero ahora? Estás sola. Las cosas han cambiado.
La sonrisa de Christina se amplió aún más. —Ahí es donde te equivocas. Con rehén o sin él, nunca has sido una amenaza para mí. Si no hubiera aprendido a defenderse hacía mucho tiempo, a sobrevivir en medio del caos de las balas y la traición, no se habría atrevido a venir aquí sola. La familia Jones era peligrosa, sí. Pero no eran nada comparados con las sombras por las que ya había pasado.
—¡Ja! —Mack se burló, entrecerrando los ojos—. Hablas mucho. Veamos si tus habilidades están a la altura de tus palabras.
Chasqueó los dedos y gritó: —¡Salid! En ese momento, varios guardaespaldas corpulentos irrumpieron en la habitación y rodearon a Christina.
Sin embargo, ella no se inmutó. Se mantuvo firme, con los ojos brillantes y decididos. No tenía miedo. Ni el más mínimo.
¿Ya leíste esto? Solo en ɴσνєʟα𝓼4ƒ𝒶𝓷.ç𝓸m con contenido nuevo
—Estoy lista para lo que sea —dijo con una sonrisa tranquila, en un tono casi burlón—. Vamos, muéstrame lo que tienes.
«¡Puta arrogante!», se burló Mack. «Pide perdón ahora mismo y acepta dirigir la empresa bajo mi control, y quizá te perdone».
«¡Ni en sueños!», replicó Christina con voz gélida.
La expresión de Mack se volvió mortal. «Entonces no me culpes por lo que pase después». Con un gesto brusco de la mano, gritó: «¡Derribadla!».
Los guardaespaldas se abalanzaron hacia ella con rostros inexpresivos. Christina no se inmutó. Mientras los puños volaban hacia ella, se movía como el agua: suave, precisa, intocable. Esquivó un puñetazo, giró sobre sus talones y clavó el puño en el estómago de uno de los guardaespaldas.
—¡Ugh! —jadeó el guardaespaldas, doblándose como si le hubieran golpeado las entrañas con un mazo.
.
.
.