De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 611
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 611:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
Mientras tanto, en Kitaso, el sirviente entró en la habitación y preguntó con cautela: «Señor y señora Jones, la señorita Jones ha llegado. ¿La dejo pasar?».
Mack y Liza intercambiaron miradas emocionadas, incapaces de ocultar su expectación. Suponían que Christina finalmente se había dado cuenta de su error y volvía a casa para hacerse cargo de la empresa. En apariencia, planeaban cederle el mando a Christina, pero su verdadero objetivo era utilizarla como mano de obra mientras se quedaban con todos los beneficios. Incluso si Christina era nombrada directora general, todas las decisiones importantes y el dinero seguirían bajo su control, convirtiéndola en nada más que una herramienta para enriquecerse.
Mack puso cara de severidad para ocultar su emoción. «Que pase», ordenó.
«Enseguida», respondió el sirviente, y se marchó a buscar a Christina.
Liza no perdió tiempo y se inclinó hacia su marido, bajando la voz hasta convertirla en un susurro. «Antes se mostraba tan orgullosa, pero ahora vuelve arrastrándose».
Mack soltó una risa ahogada. —Debe de haberse quedado sin opciones en Dorfield, así que ha venido a suplicarnos ayuda.
—Tendremos que ponérselo lo más difícil posible. Necesita saber lo que es sufrir —dijo Liza con un resoplido—. ¡Ja! Aprenderá que controlar la empresa no es tan fácil, aunque acepte ser una simple marioneta.
«Tienes razón. Después de todo lo que hemos pasado, nos debe el doble», asintió Mack.
Mientras imaginaban con entusiasmo formas de humillar y atormentar a Christina, no tenían ni idea de que su único propósito al venir era hacerles pagar por lo que habían hecho.
Christina fue conducida en silencio al salón por el criado.
Mack y Liza no se molestaron en saludarla. Se quedaron sentados en silencio, ignorándola deliberadamente.
—Señor y señora Jones, la señorita Jones está aquí —dijo el sirviente educadamente.
—Ya puede marcharse —dijo Mack con frialdad, despidiendo al criado con un gesto de la mano sin siquiera levantar la vista.
Liza bebió lentamente su café, sin mirar a Christina.
No te lo pierdas en ɴσνє𝓁α𝓼4ƒα𝓷.ç𝓸𝗺 con lo mejor del romance
Liza y Mack querían que Christina hablara primero, solo para demostrar que ellos tenían el control.
Pero Christina no dijo nada. Se acercó, se dejó caer en el sofá y cruzó las piernas con calma y naturalidad. —Vengo por la empresa…
Apenas había comenzado cuando una voz aguda y penetrante la interrumpió. —¡Christina! ¿Qué haces en mi casa?
Yvonne se quedó paralizada en la puerta, con el corazón latiéndole con fuerza. Se le fue todo el color de la cara cuando el pánico la invadió como una ola. Sabía que Christina estaba allí por la empresa, como premio de aquella apuesta.
—Yvonne, ¿qué pasa? —preguntó Mack, desconcertado por la agitación de su hija.
—Papá, ¿por qué la has dejado entrar? ¿Cómo has podido? —gritó Yvonne, casi ahogándose por la rabia.
Mack frunció el ceño, sin entender su reacción. —Quizá Christina ha cambiado de opinión y ha vuelto para ayudar a llevar la empresa.
—¿Ayudar? —espetó Yvonne—. ¡Nunca volvería para ayudarnos!
—Entonces, ¿por qué está aquí? —preguntó Mack, dirigiendo la mirada hacia Christina. Una leve sonrisa divertida se dibujó en los labios de Christina mientras se recostaba con indiferencia.
.
.
.