De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 596
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Capítulo 596:
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Yolanda se aferró suavemente a su manga y preguntó en voz baja: «¿Por qué los tres maestros se inclinaron tan repentinamente ante Christina?».
No podía entender qué táctica había empleado Christina para que los tres maestros la reconocieran como su mentora con tanta facilidad. Para Yolanda, Christina era una mujer aburrida que ni siquiera había logrado captar la devoción de Brendon. ¿Cómo podía ejercer una influencia tan impresionante?
Lo que avivaba la furia de Yolanda era que esos tres maestros siempre la habían despreciado, manteniéndola a distancia, y ahora se inclinaban ante Christina como subordinados. ¿Qué tenía Christina que ella no tenía? ¿Por qué no veían su valor? ¿Por qué siempre la trataban con indiferencia, como si su presencia fuera indeseable? Aun así, siempre hábil para ocultar sus verdaderos sentimientos, no dejó que su ira se manifestara.
Brendon salió de su ensimismamiento y centró su atención en la elegante Yolanda, golpeado por una repentina punzada de remordimiento. Solo unos momentos antes, había estado tan embelesado con Christina que incluso había albergado pensamientos que no debía. Se recordó a sí mismo que Yolanda era la única mujer a la que su alma reconocía como verdadero amor. No podía permitir que sus afectos se desviaran hacia otra persona. Juró nunca ser infiel a la mujer que poseía su corazón.
Alejando de sí los impulsos irracionales, Brendon tomó con delicadeza la mano de Yolanda. La culpa hizo que su voz sonara más suave de lo habitual cuando respondió: «No estoy seguro. Quizá se conozcan de antes, o tal vez Christina sabe algo de ellos».
—Hmm… —Yolanda se mordió el labio y le lanzó una mirada llena de incertidumbre.
—¿Qué es lo que quieres decir? —preguntó Brendon, con una expresión cada vez más cálida mientras la observaba.
Atrapada en la intensidad de su mirada amorosa, Yolanda sintió un cosquilleo en el estómago. Él parecía más tierno y cariñoso que antes. Por un instante, sus sentimientos por Brendon eclipsaron su ansia de autoridad. Pero solo por un momento. En lo más profundo de su ser, la…
La emoción del control seguía cautivándola por completo. Cuanto más ascendía, más exigente se volvía con sus parejas. El clan Dawson no era la cima: ella aspiraba a mucho más.
—Si Christina utilizó su influencia para intimidarlos y someterlos, ¿crees que nos culparán por su plan? —Yolanda planteó la pregunta deliberadamente.
Brendon entrecerró los ojos y en su mirada se formó un destello agudo. Esa maldita Christina. Si sus maquinaciones arrastraban a la familia Dawson, no podrían soportar las represalias de esos tres maestros, especialmente la furia del príncipe de Eighshire. Incluso si no se producía la destrucción, las consecuencias serían graves.
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—Independientemente del plan, el rango de Christina es demasiado bajo para ganarse la reverencia del príncipe de Eighshire. Ni siquiera un jefe de Estado tiene el mérito de obligar a un miembro de la realeza extranjera a arrodillarse. Eighshire no es un reino menor. Inclinarse tiene un significado sagrado en su tradición. Una escena así no tiene precedentes. Si este incidente llega a oídos de la familia real de Eighshire, podríamos vernos implicados y Christina se arruinaría sin duda.
Yolanda apretó la mano de Brendon, fingiendo preocupación. «Brendon, tienes que impedir que Christina cometa más imprudencias. Está provocando el desastre. Debemos protegerla de las consecuencias».
Ver a Yolanda preocuparse por el bienestar de Christina mientras esta ponía en peligro todo lo que los Dawson habían construido intensificó la rabia de Brendon. Hacía un momento, había sentido un atisbo de afecto hacia Christina, pero ahora ese sentimiento solo aumentaba su vergüenza. Su querida Yolanda era generosa y considerada, mientras que Christina era egoísta e imprudente. Christina ni siquiera podía compararse con Yolanda.
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