De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 553
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 553:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
Eloise nunca había imaginado que defenderse pudiera ser tan difícil. Por primera vez, se dio cuenta de que luchar no solo era valiente, sino también liberador. En el pasado, cada vez que intentaba defenderse, la tiraban al suelo, la pateaban, la sujetaban y le hacían daño. Mirando atrás, se dio cuenta de que quizá ese era el verdadero problema: nunca había sido lo suficientemente fuerte. A pesar de formar parte de la familia Hubbard, seguía sintiéndose pequeña por dentro. El estatus y la riqueza no significaban nada si su corazón temblaba cuando se enfrentaba a sus enemigos.
Reconoció que no tenía la audacia y la formidable presencia de Christina. Los años de acoso habían dejado cicatrices demasiado profundas. Cada vez que intentaba defenderse, algo la frenaba. Cuando no tenía esa fuerza interior, incluso el coraje luchaba por sobrevivir.
Eloise apretó los puños con fuerza a los lados, con una silenciosa determinación ardiendo en su pecho. Un día, se prometió a sí misma, sería tan poderosa como Christina. Ya fuera fuerza, confianza o esa presencia tranquila y dominante, lo aprendería todo. Absorbería todo lo que Christina sabía y se esforzaría por superar a la chica tímida que había sido. Porque estaba harta de esconderse detrás de los demás, esperando a que la salvaran. Quería ser la que estuviera al frente. Algún día sería lo suficientemente fuerte como para estar al lado de Christina, no como alguien que necesitaba protección, sino como alguien capaz de proteger a las personas que amaba.
—¡Madre mía! —Chloe se acercó saltando, prácticamente radiante de emoción. Se agarró al brazo de Christina con los ojos muy abiertos—. ¡Christina, ha sido épico! ¡Cada bofetada que le has dado ha sido tan satisfactoria! ¡Me ha encantado!
Christina se rió y le revolvió el pelo a Chloe. —Eres tan dramática —le dijo con cariño.
Chloe sonrió y se aferró más fuerte, con voz juguetona. —Bueno, es que eres demasiado genial. Lo he decidido: ¡me quedo contigo de ahora en adelante! Sin discusiones.
Christina se rió, divertida por su teatralidad.
Eloise se acercó, sonriendo mientras se unía a ellas. «Supongo que yo también me subo al tren de Christina. Necesito aprender de la mejor».
Chloe le guiñó un ojo. —Trato hecho. Una Christina, dos fans leales. La compartimos.
—¡Genial! —Eloise imitó el tono juguetón de Chloe y se rió mientras enlazaba su brazo con el de Christina.
𝖈𝖔𝖓𝖙𝖊𝖓𝖎𝖉𝖔 𝖈𝖔𝖕𝖎𝖆𝖉𝖔 𝖉𝖊 ɴσνєℓαѕ4ƒαɴ.𝒸o𝑚
Christina negó con la cabeza, riendo. —¿De verdad estáis intentando dividirme entre vosotras?
«Solo queremos estar cerca de la fuente de toda la acción», dijo Chloe con dulzura, abrazando con más fuerza el brazo de Christina.
Christina puso los ojos en blanco en broma, sin dejar de sonreír. —Está bien, está bien. ¿No íbamos al spa? Vamos, antes de que alguien nos quite el sitio.
«¡Hora del spa!», exclamaron Chloe y Eloise al unísono.
Mientras tanto, en la residencia Dawson, la puerta principal apenas se cerró cuando Katie entró corriendo, con el rostro bañado en lágrimas. Corrió directamente hacia los brazos de su madre, sollozando incontrolablemente. —Mamá… —Su voz se quebró cuando se desató el torrente de lágrimas.
Joselyn se quedó paralizada al ver a su maltrecha hija y a Yolanda detrás de ella. Su expresión se ensombreció con furia. —¿Quién os ha hecho esto? ¿Quién se ha atrevido a ponerle la mano encima a mi hija?
Yolanda bajó la mirada como si dudara. Luego, esbozando una sonrisa temblorosa que parecía más dolorosa que tranquilizadora, murmuró: «No es nada, de verdad. Solo unos moretones… Si Brendon se entera, él…». Se detuvo a mitad de la frase, abriendo mucho los ojos y tapándose la boca con la mano como si hubiera revelado demasiado por accidente.
.
.
.