De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 551
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Capítulo 551:
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Katie se burló y miró fríamente a Eloise. «Mírate tu, señorita Hubbard, o lo lamentarás».
«La señorita Jones me salvó la vida. Los Hubbard la apoyan», dijo Eloise con voz temblorosa pero firme. Aunque no estaba tan tímida como antes, su cuerpo aún temblaba ante la confrontación. Era un efecto persistente del trauma pasado: no había logrado sacudirse por completo la respuesta al estrés arraigada en ella.
Katie sonrió con arrogancia. —Una vez que los Dawson se alíen con Tiana, los Hubbard no serán nada.
«Pero aún no te has aliado con Tiana, ¿verdad?», replicó Eloise, todavía temblando. «Incluso si lo hicieras, ¿crees que ella te entregará su poder? Estás contando los pollos antes de que nazcan. ¡Qué tonta!».
Eloise intentó imitar la fría confianza de Christina, restando importancia a Katie y su grupo. Pero no tenía el mismo aura. Su voz seguía temblando. Sus manos no dejaban de temblar. Su mente se inundó de recuerdos dolorosos: estar acorralada, intimidada, sintiéndose impotente. El miedo la envolvía como cadenas.
—¡Chica grosera y de clase baja! ¿Quién te ha dado el valor para llamarme estúpida? —gritó Katie, luchando por liberar su mano del agarre de Christina para golpear a Eloise. Pero Christina la sujetaba con fuerza.
Por mucho que Katie luchara, no podía liberarse. «¡Suéltame, bruja asquerosa!», gritó, roja de rabia. Levantó la otra mano para abofetear a Christina, pero esta también la atrapó. En un arrebato de frustración, Katie intentó darle una patada.
Christina curvó ligeramente los labios. Esquivó rápidamente y soltó las manos de Katie.
La patada de Katie falló por completo, golpeando solo el aire. Desequilibrada, tropezó hacia atrás y se estrelló contra el suelo.
—¡Katie! —gritó Yolanda, corriendo a su lado—. ¿Estás bien? —Sus ojos estaban rojos por la falsa preocupación, como si deseara haber sido ella quien hubiera caído.
—Estoy bien —dijo Katie rápidamente, conmovida por la preocupación de Yolanda—. No llores, Yolanda. Estoy bien. Si lloras, me sentiré mal.
Yolanda asintió, secándose los ojos, y luego se volvió hacia Christina con voz entrecortada. —¿Por qué siempre nos causas problemas, Christina? Brendon y yo nos vamos a comprometer. Si eso te molesta, desquítatelo conmigo. Pero ¿por qué meter a Katie en esto?
Desde detrás de Eloise, Chloe se asomó y miró a Yolanda con ira. —¡Zorra manipuladora y arrugada! Tú eres la que siempre empieza las peleas, pero ahora te haces la víctima y acusas falsamente a Christina con tu repulsiva habilidad para tergiversar la verdad.
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La ira de Yolanda estalló. No solo la habían regañado, sino que además la habían llamado «arrugada». Había gastado mucho dinero en sesiones de spa para mantener su piel radiante y sin arrugas. Su rostro se oscureció mientras miraba a Chloe con ira.
Dejando de fingir, Yolanda gruñó: «¡Pequeña malcriada! Katie te llamó ciega y lisiada, y yo no le creí. Pero ahora veo que tenía razón».
Chloe, que solía ser la elegancia personificada, apenas podía contener su indignación tras ser insultada y acusada falsamente por Yolanda. Sus ojos brillaban con lágrimas contenidas. «¡Tú eres la grosera aquí, lanzando acusaciones humillantes como esas!», espetó con voz temblorosa por la emoción.
Katie respondió con un comentario sarcástico, sin perder el ritmo. «¡Oh, vamos! ¡Yolanda no ha dicho nada malo! ¿No eras tú la que tropezaba, ciega y lisiada, la última vez? ¿Cómo te atreves a negarlo?».
Una mirada de acero de Christina silenció tanto a Katie como a Yolanda. «¿Quién te crees que eres para hablar así de ella?».
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