De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 479
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Capítulo 479:
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«¡Yo sí tengo algo que decir! Estuvimos casados, Christina. Solo quiero protegerte, asegurarme de que estás a salvo».
Christina puso los ojos en blanco. «¿Y qué? Solo eres mi exmarido. Aunque ahora mismo esté entre las sábanas de otro, no es asunto tuyo». Lo miró de arriba abajo. «Si tienes tiempo para entrometerte en mi vida, quizá deberías arreglar el desastre que tienes en la tuya».
—¡No tengo ningún desastre! Christina, deja de ponerte tan difícil. ¿No podemos sentarnos y hablar? —Le cogió del brazo.
Christina lo esquivó rápidamente, con el rostro frío. —No hay nada de qué hablar. Ya he dicho todo lo que tenía que decir.
Brendon estaba a punto de responder cuando otra voz lo llamó. «¡Brendon!». Yolanda se acercó, vestida de pies a cabeza con ropa de diseñador, un bolso de edición limitada en el brazo y una brillante sonrisa en los labios. Fingió que acababa de ver a Christina y la saludó con dulzura. «Christina, qué sorpresa encontrarte aquí».
Yolanda deslizó su brazo por el de Brendon, apoyándose en él como la imagen de la felicidad. «Brendon y yo nos vamos a comprometer el mes que viene. Espero que vengas a la fiesta».
Yolanda se apoyó en Brendon, con el rostro radiante de alegría, aunque en sus ojos brillaba una chispa de picardía. Su mirada se burlaba silenciosamente de Christina, como diciendo: «Mientras yo lo quiera, nunca será tuyo».
Christina le devolvió la mirada con una sonrisa burlona. Ningún hombre merecía la pena, y mucho menos un idiota como Brendon. Prefería dedicar toda su energía a sí misma: a crecer, a curarse y a convertirse en alguien más fuerte. Si el dolor de los últimos tres años no le había enseñado eso, nada lo haría jamás.
—Enhorabuena. Os deseo felicidad y un futuro maravilloso —dijo Christina en voz baja, con una sonrisa tranquila en los labios. No había amargura en su voz. Solo un tranquilo alivio. De hecho, sentía curiosidad por ver cómo se desarrollaba el drama. Un hombre al que podían quitarle, ¿tan bueno podía ser? Brendon era solo un mal capítulo que ya había cerrado. Si Yolanda lo quería, podía quedárselo.
Yolanda, que se había esforzado tanto por presumir, se sintió conmocionada por la falta de reacción de Christina. Era como gritar en una habitación vacía.
Incluso Brendon frunció el ceño, sintiendo cómo la irritación se apoderaba de él. Christina no estaba celosa. No había pestañeado. Incluso había sonreído y le había deseado suerte. ¿De verdad lo había dejado pasar? Su estado de ánimo e e se agrió. Estuvo a punto de espetarle a Yolanda por ser tan obvia. De repente, su presencia a su lado le resultaba irritante.
Aun así, delante de Christina, Brendon contuvo el impulso de retirar la mano. Quizás Christina solo estaba fingiendo. En el fondo, debía de estar celosa. Tenía que ser eso. La idea le reconfortó un poco.
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—Esta es nuestra invitación de compromiso —dijo Yolanda con dulzura, sacándola de su bolso y entregándosela a Christina. La había traído solo para Christina, con la intención de verla retorcerse. A pesar de tres años de esfuerzos, Christina no había conquistado el corazón de Brendon, y ella lo había conseguido sin esfuerzo. En su mente, eso era la prueba de que Christina nunca estaría a su altura.
—Christina, vendrás, ¿verdad? —preguntó Yolanda con una sonrisa radiante.
Christina esbozó una leve sonrisa. Una idea brilló en sus ojos. Si Yolanda estaba tan ansiosa por invitarla, ¿cómo podía decir que no? No solo asistiría, sino que les llevaría un regalo que nunca olvidarían.
Christina tomó la invitación con una sonrisa. —Por supuesto. No me lo perdería por nada del mundo.
—¡Genial! Te esperamos. No cambies de opinión —respondió Yolanda. Por dentro, sonrió, apostando a que Christina estaba fingiendo indiferencia. Una vez que Christina viera el amor que había entre ella y Brendon en la fiesta de compromiso, las lágrimas…
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