De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 439
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Capítulo 439:
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Los ojos que antes se movían entre Christina y Robin ahora se fijaron en Dylan, abiertos por la sorpresa y la curiosidad. Pero lo que realmente llamó su atención fue Christina. Por lo que parecía, su interacción con Dylan era mucho más íntima. La teoría anterior, que ella era la novia secreta de Robin, ahora se ponía en duda. ¿Podría ser que Christina no fuera la novia de Robin, sino la de Dylan?
Esta especulación provocó una oleada de conmoción entre la multitud. Sus miradas hacia Christina se convirtieron en una mezcla de envidia y curiosidad.
Christina se convirtió en el centro de las miradas envidiosas y las especulaciones en voz baja. Sintiendo el peso de las miradas de la multitud, se apartó sutilmente de los brazos de Dylan.
El pequeño gesto, destinado a desviar las sospechas, no pasó desapercibido para Dylan. Una pizca de decepción cruzó sus ojos, pero permaneció en silencio. La conocía bien. Sabía lo mucho que ella detestaba ser el centro de atención. Así que hizo lo que mejor sabía hacer. Con una sonrisa apenas perceptible, separó los labios y pronunció unas palabras mesuradas. En un instante, la atención comenzó a desviarse.
—Señor Miller, ¿cómo piensa manejar a la mujer que causó problemas en el banquete de su familia? —preguntó Dylan con calma.
En cuanto habló, todas las miradas se dirigieron hacia Yvonne.
Yvonne estaba a punto de llorar por la humillación, pero ahora el pánico se apoderó de ella. Su actitud lastimera se desmoronó cuando el miedo tomó el control. —¡Yo… yo no hice nada malo! —tartamudeó con voz temblorosa. Sacudió la cabeza rápidamente, con los ojos brillantes por las lágrimas—. Solo tropecé… Eso es todo. No estaba tratando de montar una escena, ¡lo juro!
Escondida entre la multitud, Lorraine sintió que su corazón latía con fuerza. No esperaba que Yvonne entrara en pánico tan rápidamente. ¿Y si Yvonne revelaba su participación? Justo antes, había hecho tropezar a Yvonne a propósito para que cayera y salpicara con el vino a Christina, preocupada de que la actuación de Yvonne no fuera suficiente para crear el drama que quería. Pero ahora las cosas se estaban saliendo de control.
Robin, sin embargo, no tenía ningún interés en escuchar excusas. Su mirada fría se posó en el jefe de seguridad que se acercaba. —Échala fuera —ordenó con frialdad.
Robin no tenía paciencia para escuchar ninguna explicación de Yvonne. Quizás la caída había sido un accidente, pero la forma en que había caído sobre él, aferrándose e incluso inclinándose, no le dejaba lugar a dudas. Aún podía sentir cómo se había apretado contra él, como si intentara usar su cuerpo para llamar su atención. Eso era precisamente lo que le enfurecía más. No le gustaban las mujeres que usaban trucos tan baratos. Solo pensarlo le ponía los pelos de punta.
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—¡No! ¡Por favor, señor Miller, no me haga esto! —gritó Yvonne, luchando mientras los guardias se acercaban—. No quería causar problemas, ¡de verdad que no! —Se derrumbó llorando, pero sus sollozos no cambiaron su destino. Los guardias la agarraron por los brazos con firmeza e implacabilidad.
En un último intento desesperado, Yvonne volvió sus ojos llorosos hacia Lorraine. «¡Lorraine! ¡Por favor! ¡Sabes que tropecé! ¡Di algo, ayúdame!».
Pero Lorraine se adelantó con expresión fría. «Yvonne, estoy muy decepcionada. Te traje aquí con buena intención y, sin embargo, has causado problemas deliberadamente».
Yvonne parpadeó, atónita. ¿Qué? ¿Lorraine acababa de traicionarla? ¿No le había prometido que, con el respaldo de Celine, no le pasaría nada?
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