De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 401
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 401:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
Mack no perdió tiempo. «Bien, movámonos», dijo, asintiendo con vehemencia.
Pero justo cuando se dirigían hacia Christina, Moss se dobló y se derrumbó sin previo aviso.
Un coro de voces sorprendidas llenó la habitación. «¡Sr. Glyn!».
Al principio, todos pensaron que Moss simplemente había bebido demasiado, así que se apresuraron a acudir a su lado. Solo cuando su cuerpo se negó a responder se dieron cuenta de que algo iba muy mal.
Pronto, un fuerte mareo se apoderó de ellos. Sus extremidades se sentían extrañamente ligeras y sus pensamientos comenzaron a desvanecerse.
—Nosotros… —Yvonne luchó por mantenerse alerta, pero la ola de agotamiento era demasiado fuerte. Una sensación de pánico familiar se apoderó de ella. Era exactamente lo mismo que había sentido aquella noche en el hotel. Pero cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, ya no pudo hacer nada. Al caer, sus padres la siguieron.
Al otro lado de la habitación, Christina, que parecía haber perdido el conocimiento primero, abrió los ojos de repente. Una sonrisa victoriosa se dibujó en sus labios mientras se levantaba del suelo con deliberada facilidad.
Christina miró a las cuatro personas que habían caído, con una mueca de desprecio en los labios. «Creíais que podíais burlarme, pero habéis acabado peor».
En ese momento, la villa Jones estaba inusualmente silenciosa. Antes, Mack y los demás habían enviado a todo el personal doméstico fuera, ordenándoles que no regresaran sin órdenes expresas. Esa decisión, sin querer, le había facilitado las cosas a Christina.
Yvonne y Liza, junto con Moss, habían sido trasladados y encerrados en una habitación por Christina, mientras Mack yacía solo e inconsciente en el comedor.
Antes de marcharse, Christina volvió al comedor para echar un último vistazo a Mack. Sonrió con aire burlón y le dio unas palmaditas despectivas en la cara. —Viejo idiota —murmuró—. Espera a mañana, cuando te des cuenta de que tu mujer y tu hija se han acostado con otro hombre. No quería llegar a esto, pero tú me has obligado. Así que no me culpes por hacer lo que tenía que hacer.
Sin mirar atrás, se dio la vuelta y se marchó.
No era crueldad por el simple hecho de serlo, era venganza. Habían intentado hundirla. Ahora sabrían lo que se sentía.
úʟᴛιмσѕ chαρᴛєrs ɴσνєʟαѕ𝟜ƒαɴ.ç0м
Fuera de la finca de los Jones, Christina se ajustó el abrigo y llamó a Dylan. El viento le azotaba la piel y la hacía temblar ligeramente. Creía que se había vuelto inmune a la crueldad de los Jones, pero estaba claro que algo aún le afectaba.
Cuando se conectó la llamada, la voz de Dylan se oyó con claridad. —¿Ya has cenado? —Su voz era suave, tranquilizadora, y le relajó un poco los hombros.
Quizás fuera el vino, pero la voz de Christina tenía un tono ligeramente juguetón. —Dylan, tengo un poco de frío.
Era la primera vez que le hablaba en ese tono y lo tomó por sorpresa. Solo oírlo hizo que su corazón diera un pequeño salto, pero su preocupación fue lo primero. Estaba más preocupado por su salud y le preguntó con el ceño fruncido: —¿Qué pasa? ¿Ya te has ido de casa de los Jones? ¿Te han maltratado?
Ella había mencionado la cena en la finca de la familia Jones. Él se había ofrecido a acompañarla, pero ella había dicho que no, prometiendo llamarlo después para que él enviara a alguien a recogerla.
.
.
.