De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 395
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Capítulo 395:
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La furia enrojeció las mejillas de Yvonne. Estaba segura de que Christina le había deslizado algo, pero se negaba a admitirlo.
—¡No finjas que no sabes lo que has hecho! —siseó Yvonne con voz baja y amarga.
Un encogimiento de hombros indiferente fue su respuesta. «Sinceramente, no tengo ni idea. Te dejé dormir. Eso es todo».
«¡Deja de fingir!», exclamó Yvonne tosiendo violentamente, con la ira a punto de estallar.
—Intenta relajarte —dijo Christina, frunciendo el ceño—. Si te desollas un pulmón aquí mismo, tus padres me echarán la culpa a mí.
Aunque Christina parecía casi comprensiva, sus palabras solo avivaron la furia de Yvonne.
Por un momento, Yvonne estuvo a punto de perder el control, pero se recompuso con gran esfuerzo. —Si quieres que esto termine, volverás conmigo a cenar esta noche. Mamá y papá te esperan —dijo, tragándose el resto de su ira.
Yvonne ajustó la voz, tratando de contener la frustración que bullía en su interior, y miró a Christina con expresión suplicante. —Hoy es el cumpleaños de papá. Su salud está empeorando, ¿podrías no disgustarlo hoy aceptando cenar con él?
—¿Hoy es el cumpleaños de Mack? —preguntó Christina deliberadamente.
«¡Sí!». Una chispa de esperanza apareció en los ojos de Yvonne mientras asentía con entusiasmo, dejando caer algunas lágrimas por sus mejillas para dar más realismo a su actuación. «Christina… Papá no está rejuveneciendo precisamente. Incluso se le ha encanecido el pelo. Lo único que quiere es que nos sentemos a disfrutar de una comida familiar tranquila, como solíamos hacer. ¿Podrías concederle este único deseo de cumpleaños? Hace mucho tiempo que no nos reunimos para cenar».
Yvonne no se daba cuenta de que su emotivo discurso no tenía ningún efecto sobre Christina.
«Está bien. Como se está haciendo mayor, lo aceptaré», respondió Christina, pero su mente ya estaba pensando en otro plan. La verdad es que estaba aburrida y quería ver qué nuevos trucos se le ocurrirían a la familia Jones esta vez.
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«¿En serio?», preguntó Yvonne, mirando a Christina con sorpresa. «¿De verdad vas a venir a cenar?».
«Sí». Christina entrecerró los ojos y su voz se volvió más aguda. «Pero si sigues haciendo preguntas como esa, cambiaré de opinión».
—¡No! ¡Por favor, no preguntaré nada más! —exclamó Yvonne, luchando por ocultar su emoción mientras las comisuras de sus labios se curvaban hacia arriba—. A las diez. Nos vemos en el aparcamiento y te llevaré a casa.
Christina respondió con indiferencia, tamborileando distraídamente con las uñas y dirigiendo la mirada perezosamente hacia Yvonne. —Si no necesitas nada más, me voy.
Yvonne respondió rápidamente: «¡De acuerdo! Ve y termina lo que tengas que hacer. ¡Recuerda, a las diez en el aparcamiento!».
«De acuerdo», respondió Christina antes de darse la vuelta y marcharse.
La mirada de Yvonne siguió la silueta de Christina mientras se alejaba, con una fría sonrisa en los labios y los ojos ardientes de resentimiento. Todo iba según lo previsto. Esta vez Christina no tenía escapatoria. El lugar de la supuesta cena era la finca de la familia Jones. Con todos los miembros de la familia y el personal presente, sería imposible que Christina se escapara aunque notara que algo iba mal.
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