De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 320
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 320:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
Christina no estaba segura de cuánto tiempo había estado dormida, pero cuando finalmente abrió los ojos, se encontró con la mirada profunda de Dylan clavada en ella.
Se quedaron mirándose durante un rato, sin romper el silencio. Finalmente, Christina lo rompió y preguntó: «¿Qué pasa? ¿Tengo algo en la cara?».
Rápidamente se llevó la mano a la comisura de la boca, pensando que se había babado, pero tenía la boca seca y no había nada.
«No», respondió Dylan, con voz incómoda. Apartó la mirada, al darse cuenta de que estaba mirando fijamente a Christina. Intentó restarle importancia, manteniendo una expresión seria.
«Entonces, ¿por qué me miras así?», preguntó ella, confundida.
«Tenía hambre y estaba esperando a que te despertaras. Pensé que podrías ayudarme a buscar algo de comer», mintió con naturalidad. Tenía hambre, sí, pero no tenía intención de pedirle ayuda.
«Está bien. De todos modos, no confío en nadie más para hacerlo. Y prefiero no pedir comida para llevar», dijo Christina, bostezando mientras se estiraba.
—Cómpralo en la cafetería del hospital. No salgas del recinto. Podría ser peligroso. Y llévate a alguien contigo —le aconsejó Dylan.
Christina asintió. —De acuerdo. ¿Qué te apetece comer?
«Lo que tú elijas», respondió él.
«Acabas de operarte. Mejor algo ligero. ¿Qué te parece?», preguntó Christina.
«Por mí está bien», aceptó Dylan. «¿Y tú? ¿Qué te apetece?».
«Quizás unos espaguetis con albóndigas», dijo ella con una sonrisa.
«Vale. Ten cuidado», respondió Dylan con delicadeza.
—No te preocupes. Hay alguien conmigo. Y seguimos en el hospital. Con toda la protección que hay a tu alrededor, dudo que nadie se atreva a hacer nada —le tranquilizó Christina. Al fin y al cabo, varios asesinos habían encontrado la muerte a manos de Dylan, y otro había caído a manos de ella. Con semejante historial y tanta seguridad, era poco probable que alguien se arriesgara.
—Pero ten cuidado —repitió Dylan. Si no estuviera herido, habría ido con ella.
—¡Entendido! —dijo Christina con una sonrisa antes de salir de la habitación. Dos guardaespaldas bien entrenados la siguieron a una distancia discreta.
¿Ya leíste esto? Solo en ɴσνєʟα𝓼4ƒ𝒶𝓷.c🍩𝗺 para fans reales
Cuando Christina salió del ascensor y entró en el ala de hospitalización, se topó inesperadamente con alguien a quien no deseaba ver. Intentó darse la vuelta y mezclarse entre la multitud, pero Liza la vio inmediatamente.
—¡Christina! —exclamó Liza, con sorpresa en la voz—. ¡Eres tú!
—Señora Jones —respondió Christina con frialdad, en un tono distante.
Liza se estremeció ante la frialdad. —Christina, sé que me equivoqué antes. Por favor, perdóname. Sigo siendo tu madre… —Extendió la mano para tomar la de Christina, pero esta dio un paso atrás.
—La última vez que estuve en la finca de los Jones, dejé claro que ya no tenemos ningún vínculo —dijo Christina con firmeza.
—Christina, sé que aún me guardas rencor a mí y a tu padre. Pero te criamos. ¿Cómo puedes ser tan insensible? —dijo Liza, con los ojos llenos de fingida tristeza.
Christina casi se ríe. Qué descaro. «¿Insensible? ¿Quién me ha hecho así?».
.
.
.