De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 263
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Capítulo 263:
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Christina dejó escapar un suave suspiro, intuyendo que Eloise podría estar molesta por no poder expresarse. Le pasó el brazo por los hombros, le dio un empujoncito alentador y le dedicó una sonrisa. «Oye, tú eres la estrella de la noche. ¡No dejes que nada te desanime!».
La voz alegre y tranquilizadora de Christina disipó la nube de tristeza que nublaba la mente de Eloise. Por un momento, la tensión se alivió y una sonrisa sincera iluminó el rostro de Eloise. La presencia de Christina era mágica: cálida, sencilla y segura. El simple hecho de estar cerca de ella hacía que el mundo pareciera menos pesado.
Eloise ladeó la cabeza y miró a Christina con ojos brillantes. Por fin había encontrado a su primera amiga de verdad, alguien que era como un rayo de sol después de un día largo y frío. Sabiendo que Christina era amiga de Elliott, se sintió segura de que podía confiar en ella. Y eso confirmó la idea de que realmente había hecho una amiga de verdad, no otra falsa que fingía preocuparse por ella mientras se burlaba de ella.
El rostro de Eloise se iluminó de emoción mientras sacaba su teléfono y escribía rápidamente un mensaje. «Eres mi primera amiga de verdad. ¿Querés que seamos mejores amigas para siempre?».
En el momento en que Christina vio el mensaje, una suave sonrisa se dibujó en su rostro. Sus dedos volaron por la pantalla mientras escribía su respuesta. Luego, con voz suave, leyó su respuesta en voz alta. «¡Por supuesto que sí! No bromeo cuando se trata de amigos de verdad».
El corazón de Eloise se disparó. Se aferró a su teléfono, con los ojos fijos en la pantalla, mientras las reconfortantes palabras de Christina resonaban en su cabeza como una canción favorita en bucle.
No muy lejos, Katie permanecía en las sombras, entrecerrando los ojos mientras observaba a Eloise brillar en presencia de Christina, con una punzada de celos retorciéndola por dentro. Entonces, sin previo aviso, Eloise se derrumbó, con las piernas cediéndole.
Escondida en los oscuros rincones del pasillo, Katie no apartaba los ojos de Eloise, siguiendo cada uno de sus movimientos con intensa atención, para que, cuando Eloise se desplomara en el suelo debido a la bebida adulterada, se diera cuenta al instante y saliera corriendo de su escondite.
Pero Katie aún estaba a varios pasos de distancia cuando Christina se abalanzó hacia delante, logrando atrapar a Eloise y bajarla suavemente al suelo.
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—¡Que alguien ayude! ¡La señorita Hubbard se ha desmayado, la han empujado! —gritó Katie, su voz atravesando el murmullo de la fiesta y atrayendo todas las miradas hacia ella. Las cabezas se giraron y, en cuestión de segundos, la multitud se abalanzó hacia el lugar, con la curiosidad y el pánico en aumento.
«¿Qué pasa? ¿Por qué está la señorita Hubbard en el suelo?», preguntó alguien. «¡He oído que la han empujado! ¿Es verdad? ¿De verdad la ha empujado alguien?».
«¿Se ha golpeado la cabeza al caer? ¿Hay sangre? Si sigue inconsciente y no sangra, podría ser algo aún peor…».
«Vamos, averigüemos quién ha tenido el descaro de empujar a la señorita Hubbard. Quienquiera que sea, debe de estar deseando morir».
«La señorita Jones estaba cerca. ¿Ha sido ella? Imposible, conoce a la señorita Hubbard, ¿no? Incluso la ha protegido antes».
Los invitados intercambiaban sus especulaciones en voz baja, escandalizados de que alguien se atreviera a poner una mano encima a Eloise, especialmente allí, en el territorio de la familia Hubbard.
Christina frunció el ceño con preocupación mientras se arrodillaba junto a Eloise y evaluaba rápidamente su estado. La alarma se disparó en su pecho: cualquier toxina que hubiera estado acechando en el organismo de Eloise ahora corría por sus venas, acelerada por el caos emocional de la noche. Si el veneno llegaba al corazón de Eloise, podría no sobrevivir. Necesitaba tratamiento de inmediato.
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