De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 190
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 190:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
—¿Qué? —exclamó Yolanda, cubriéndose la boca como si se hubiera escandalizado. Abrió mucho los ojos, fingiendo incredulidad—. ¿De verdad vas a ir a por Christina? Katie, no, eso es… eso es ir demasiado lejos. Ella no ha hecho nada.
Katie puso los ojos en blanco y se burló. —Solo alguien tan bondadoso como tú seguiría defendiéndola. Ella te odia, Yolanda. Está amargada desde el divorcio, siempre haciendo sus pequeñas artimañas, tratando de volver a la vida de mi hermano».
«Pero…
«¡Sin peros!», espetó Katie, con tono severo e implacable. «Sigue haciéndote la buena y verás cómo te roba a mi hermano delante de tus narices. Despierta, Yolanda. Es una serpiente. Y se merece todo lo que le va a pasar».
Una sonrisa retorcida se dibujó en el rostro de Katie. —Además, tengo la bomba perfecta: fotos de los paparazzi que me vendieron personalmente. Una vez que las publique, nadie hablará más de mi desastre. ¿Y Christina? Estará acabada.
Katie ya podía saborear la satisfacción. Después de todo, de cada mirada de satisfacción en el rostro de Christina, de cada vez que Christina la había hecho sentir pequeña, por fin tenía el cuchillo en sus manos.
—Katie… —Los dedos de Yolanda se cerraron alrededor de la manga, con la voz temblorosa, lo justo para que su actuación resultara más convincente—. Quizá haya alguien más, cualquier otra persona a la que puedas utilizar. Christina es…
—¡No! —ladró Katie, soltando el brazo de un tirón y dirigiéndose hacia el escritorio—.
—¡Si de verdad estás de mi lado, deja de defender a esa zorra! —Se dejó caer en la silla con un bufido, dándole la espalda, demasiado absorta en su plan como para darse cuenta de la leve sonrisa que se dibujaba en el rostro de Yolanda.
Todo estaba saliendo exactamente según lo previsto. Yolanda había colocado ella misma aquellas fotos, se las había pasado a los paparazzi como cebo, y ahora aquella tonta estaba haciendo el trabajo sucio por ella. Pronto, Internet estaría en llamas y Christina se vería envuelta en la tormenta. ¿La verdad? No importaría. No cuando la indignación se propagaba más rápido que los hechos.
Los ojos de Yolanda brillaron oscuramente mientras susurraba para sí misma: «Arde».
«Christina. Veamos si tu imagen perfecta sobrevive a esta tormenta».
Historias completas solo en ɴσνєℓα𝓼𝟜ƒα𝓷.𝒸ø𝓂 con sorpresas diarias
En la oficina del director general, Dylan se levantó de su escritorio y se desabrochó metódicamente los gemelos de zafiro de las muñecas.
Edwin entró y le entregó una propuesta cuidadosamente encuadernada. —Señor Scott, es sobre el proyecto del complejo turístico.
Esperando que Dylan echara un vistazo al papeleo y volviera a sentarse, Edwin se quedó desconcertado cuando Dylan simplemente tomó el expediente y se dirigió hacia la puerta.
—Señor Scott, ¿se marcha ya?
preguntó Edwin, manteniendo un tono respetuoso.
Dylan respondió con frialdad: «Sí».
Esa única palabra dejó a Edwin atónito. Nunca había visto a nadie trabajar más duro que Dylan: implacable, casi obsesivo, y nunca se marchaba antes del atardecer. Cuando Dylan se quedaba trabajando hasta altas horas de la noche, todo el equipo de secretarias estaba condenado a hacer horas extras, y las quejas nocturnas eran legendarias. Pero hoy, por primera vez, Dylan se había marchado temprano sin que hubiera ninguna crisis aparente.
Edwin reprimió su curiosidad y lo siguió en silencio, decidido a no tentar a la suerte con más preguntas. En cuanto salieron de la oficina, envió un mensaje rápido al chat del departamento de secretarias. «¡El Sr. Scott se va a marchar!».
.
.
.