De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 189
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Capítulo 189:
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—¿Que le importo? Entonces, ¿por qué no hace que retiren esas publicaciones? —espetó Katie. Su hermano insistía en que no podía eliminar las noticias, pero ella no se lo creía: estaba convencida de que simplemente no quería gastar el dinero.
—En realidad… —Yolanda bajó la voz hasta convertirla en un susurro, vacilante—. He oído que ni siquiera los propios Reed han podido borrar esas historias. Quizá tu hermano realmente no pueda hacer nada, no es que se niegue a ayudar.
Katie abrió mucho los ojos. —¿Qué? ¿Ni siquiera la familia Reed puede borrar las noticias? Entonces… ¿qué se supone que debo hacer? ¿Estoy condenada a ser el hazmerreír de Internet para siempre?
—Bueno… —Yolanda se mordió el labio, dudando si decir más o no.
Katie se inclinó hacia ella, con voz urgente. —¿Qué pasa? Tienes algo que puede ayudarme, ¿verdad, Yolanda? Sabes cómo salir de esto.
Yolanda dudó, con las palabras atascadas en la garganta, como si estuviera realmente indecisa. —No lo sé. Puede que sea incorrecto.
—¡Yolanda! —el tono de Katie se endureció y la frustración brilló en sus ojos—. Estás a punto de convertirte en mi cuñada, si no puedo contar contigo, ¿con quién más voy a contar? Si tienes alguna idea, suéltala ya. Estoy desesperada.
Con un profundo suspiro, Yolanda pareció ceder. —Bueno, la verdad es que no quería sugerir algo tan deshonesto. Pero… ¿cómo puedo quedarme callada cuando te veo así? Eres como una hermana para mí. Y si no intervengo, ¿quién lo hará?».
«¡Exacto!», exclamó Katie, agarrando la mano de Yolanda. «¡Eres la única que puede sacarme de este lío!».
La expresión de Yolanda cambió, y su voz se volvió tranquila y calculadora. «Ya sabes cómo funciona el mundo del espectáculo. Cuando surge un escándalo, la forma más rápida de enterrarlo es lanzar algo aún más jugoso. Dale al público algo más grande en lo que hincar el diente y se olvidará de lo tuyo».
Los ojos de Katie se iluminaron con repentina claridad. Aplaudió, radiante. «¡Dios mío, eso es brillante! ¿Por qué no se me ocurrió a mí? Yolanda, eres un genio…».
Pero la sonrisa triunfante de Katie se desvaneció. Frunció el ceño, confundida. —Espera, ¿y dónde voy a encontrar un escándalo peor que el mío?
Yolanda se encogió de hombros con delicadeza, fingiendo inocencia. —Ni idea. No es que tengamos un montón de secretos de famosos ni nada por el estilo. —Luego, con una mirada pícara y una sonrisa burlona, lanzó el anzuelo. «Pero, hipotéticamente, si una actriz se casara con un hombre muy rico y luego le fuera infiel, y él la echara de casa como si fuera basura, ese tipo de drama jugoso se difundiría rápidamente. Los internautas se lo comerían vivo».
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Yolanda lo dijo como si fuera una simple charla, una especulación aleatoria sobre una estrella desconocida. Pero el verdadero objetivo estaba muy claro: Christina. La única pregunta era si Katie lo captaría.
Durante un instante, el silencio se hizo entre ellas, cargado de insinuaciones. Yolanda estaba a punto de darle un codazo a Katie —la sutileza no estaba funcionando— cuando Katie de repente dio un grito ahogado y abrió mucho los ojos.
—¡Ya lo tengo! —dijo Katie, esbozando una sonrisa maliciosa—. Sé exactamente a quién voy a destrozar con un escándalo.
—¿Ah, sí? —Yolanda parpadeó, con palabras que destilaban fingida cautela—. Katie, espero que no estés planeando arruinar a alguien inocente solo para salvarte a ti misma…
—¡Ja! ¿Inocente? ¿Esa bruja de Christina? —Katie escupió el nombre como si fuera veneno, con una sonrisa burlona y venenosa—. Si no se hubiera pegado a mi hermano durante esos tres miserables años, ¡vosotros dos ya estaríais casados!
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