De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 172
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 172:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
La dependienta se burló, aferrándose a su arrogancia como a un escudo desmoronado. «¡Adelante! ¡Veamos esas supuestas pruebas!».
Christina aplaudió lenta y deliberadamente. Su sonrisa nunca llegó a sus ojos. «Impresionante. Eres valiente, hay que reconocerlo», dijo. «Pero esta… esta es tu última oportunidad».
Al ver que Christina no presentaba ninguna prueba de inmediato, la dependienta senior sintió que sus nervios se relajaban ligeramente. El alivio se reflejó en su rostro mientras se convencía a sí misma de que había acertado sobre la falta de pruebas de Christina. Lo más probable era que Christina solo hubiera recogido un poco de chisme, seguramente no tenía nada sustancial.
««Esa señora rica estaba en medio de todo», dijo Christina, con una sonrisa juguetona en los labios y un tono divertido en la voz.
Su comentario provocó un murmullo entre la multitud. El interés de los espectadores alcanzó su punto álgido.
«Las cosas se están poniendo interesantes. Nunca imaginé que me enteraría de este cotilleo tan jugoso».
«¿Quién hubiera imaginado que la dependienta es una amante? ¡Qué asco! Me entregó un bolso la semana pasada».
«Ella tampoco es tan joven. Llamar vieja a su clienta a sus espaldas… qué descaro».
«Imagínate gastarte miles de euros en bolsos, solo para que esa zorra le eche el ojo a tu marido y se lo tire a sus espaldas. ¡Menuda mala suerte!».
«¡Uf! Yo también le compré bolsos. ¡Me da asco pensar que mi compra ayudó a alguien como ella a ganar una comisión!».
El miedo carcomía a la dependienta senior, que intentaba desesperadamente no mirar a la rica señora en cuestión. Con las palmas sudorosas entrelazadas, sus pensamientos se aceleraban en pánico. ¡Ni hablar! ¡Tenía que salir de allí inmediatamente! Dirigirse a la salida parecía su única esperanza.
Christina, sin embargo, no tenía intención de permitirle escapar tan fácilmente. La responsabilidad había llamado finalmente a su puerta: era lo que la dependienta se había buscado.
En un instante, Christina agarró a la dependienta por la muñeca, dejándola sorprendida y luchando por liberarse.
ʋʟᴛιмσѕ ¢αριᴛυʟσѕ єɴ ɴσνєℓaѕ4ƒαɴ.𝒸𝑜𝑚
«¡Suéltame! ¡Suéltame!».
«¿No es esto lo que buscabas? Solo te estoy ayudando a conseguir lo que querías», replicó Christina, con voz gélida y llena de burla.
El terror puro hizo palidecer las mejillas de la dependienta, pero por más que forcejeaba no conseguía liberarse. La desesperación la llevó a intentar morder la mano de Christina.
El intento fracasó, ya que Christina apartó el brazo bruscamente, evitando por completo el mordisco. Un rápido giro hizo que la dependienta tropezara y cayera fuera de su alcance.
Una voz tranquila y firme resonó en la boca de Christina. —Sra. Frazier, ha pasado años apoyando a esta mujer, acumulando comisiones con cada compra, y ella ha estado engañándola con su marido a sus espaldas.
El color abandonó las mejillas de la dependienta, dejándola pálida como la cera. Desesperada, negó con la cabeza, esperando que Leona Frazier no la creyera. «¡Por favor, eso no es cierto! ¡Me está tendiendo una trampa!», dijo apresuradamente, con la voz temblorosa, ya que sabía exactamente qué destino les esperaba a las amantes de Clifford Frazier, el marido de Leona. Esas mujeres nunca recibían piedad, solo años de miseria.
.
.
.