De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 169
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Capítulo 169:
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«Por supuesto. Su petición será atendida», respondió Brad rápidamente, con un tono que no mostraba más que respeto.
La conmoción se extendió por la tienda al darse cuenta de que Brad estaba tomando las palabras de Christina como ley.
—Una cosa más —añadió Christina, con tono amable pero con autoridad inequívoca.
Brad se inclinó hacia delante, ansioso por cumplir lo que fuera que viniera a continuación. —Te escucho —dijo con sincera deferencia.
Un simple gesto de Christina puso en marcha el engranaje. Levantó la mano y señaló a Valerie. «Entrénala para que sea la gerente de la tienda». Valerie sintió una sacudida al asimilar las palabras, y se le hizo un nudo en la garganta por la incredulidad. Poco a poco, la emoción la invadió y esperó ansiosa, con la mirada fija en Brad, buscando cualquier indicio de confirmación.
«Haré que mi misión sea ayudarla a destacar como gerente. Tiene mi palabra», dijo Brad sin dudar, con voz llena de confianza.
Durante un largo momento, Valerie se quedó sin palabras. Todo le parecía surrealista, como si hubiera entrado en el sueño de otra persona. Había pensado que sería como la última vez, que entraría para echar una mano y acabaría metiéndose en problemas. Pero hoy se había demostrado que sus pensamientos eran erróneos. En lugar de problemas, había conseguido una oportunidad increíble. Esa oportunidad podría significar poco para otros, pero para ella lo era todo. Las lágrimas amenazaban con derramarse mientras Valerie miraba a Christina, con gratitud brillando en su mirada. Los recuerdos de sus dificultades pasadas la hicieron prometer en silencio que nunca olvidaría a su benefactora. No importaba lo que costara, le pagaría a Christina su amabilidad, incluso a riesgo de su propia vida. Christina no solo había cambiado su destino. La intervención de Christina le había dado a toda su familia la esperanza de un nuevo comienzo. La gratitud brotó dentro de ella, ¿cómo podría sentir otra cosa?
—Muy bien —dijo Christina con un gesto de asentimiento—. A partir de ahora, asegúrate de comprobar cuidadosamente los antecedentes y la integridad de cada empleado. Eso es todo. No tengo nada más que añadir.
—Entendido —respondió Brad, volviendo la mirada hacia Valerie—. ¿No deberías mostrar tu gratitud a la señorita Jones?
—¡Oh! —Valerie volvió a la realidad. Se secó las mejillas y dio un paso adelante, con la voz temblorosa por la emoción—. Gracias, señorita Jones. Ha hecho más por mí de lo que jamás hubiera imaginado. Si alguna vez necesita algo, lo que sea, estaré ahí para usted. Nada le impediría cumplir esa promesa, por muy difícil que fuera.
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—Te lo has ganado. Si no hubieras defendido lo que es justo, yo no habría intervenido. Trabaja duro y demuestra tu valía», respondió Christina con voz firme pero amable.
Valerie se enderezó, con determinación en los ojos. «¡Lo haré!».
En ese momento, una fuerte interrupción atrajo la atención de todos cuando se abrieron las puertas. Dos agentes uniformados entraron marchando, con expresión severa, y uno de ellos preguntó: «¿Quién ha llamado a la policía?».
Antes de que nadie pudiera decir nada, Brad se adelantó hacia los policías. «Uno de nuestros empleados llamó, pero ha sido un malentendido. Ya está todo solucionado. Lamento mucho las molestias».
Brad se inclinó profundamente, disculpándose una y otra vez. Las expresiones severas de los agentes se suavizaron. «Si todo está resuelto», dijo uno de ellos, y con eso se marcharon.
Christina se volvió hacia Brad, frunciendo el ceño mientras señalaba a Katie y Thea. «Quítalas de aquí. Me están arruinando las ganas de comprar».
«Considera que ya está hecho». Sin dudarlo, Brad se acercó a Thea. Hizo un gesto cortés. «Señorita Reed, lo siento. Por favor, váyase».
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