De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 163
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 163:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Christina arqueó una ceja y sonrió. —A quien le ofenda, a ese le maldigo.
Los ojos de Katie ardían. —Sigue hablando. A ver cuánto tiempo dura esa actitud presumida. —Se volvió hacia los guardias—. ¿Qué hacen ahí parados? Esta lunática está atacando a la gente. ¡Denle una buena paliza y echadla de aquí!
Los guardias miraron a Claude, esperando su señal.
—Haced lo que ella dice. La heredera del Grupo Reed está aquí. No se os hará responsable de nada si pasa algo —dijo Claude con calma.
Thea cruzó los brazos, llena de sí misma. —Así es. Yo asumiré toda la responsabilidad.
Aun así, los guardias dudaron. Si obedecían y herían a Christina, sabían que ellos pagarían las consecuencias.
—¡Parad! ¡No toquéis a Christina!», gritó Chloe, ciega pero consciente del peligro.
Christina bostezó ligeramente. «Está bien, ya me he divertido. Terminemos con esto».
«¿Qué estás planeando ahora?», preguntó Katie con voz tensa. La calma de Christina le ponía los pelos de punta.
Christina levantó lentamente la mano. Una elegante tarjeta negra brillaba entre sus dedos. «Esta es una tarjeta VIP exclusiva», dijo, esbozando una sonrisa perezosa. Miró a Thea. «¿No significa eso que tengo más rango que tú en esta tienda?».
Los gritos ahogados llenaron la sala. Todas las miradas se fijaron en la tarjeta negra.
Claude y el asistente de ventas senior palidecieron. Les empezaron a sudar las palmas de las manos.
Una tarjeta VIP negra, una que tenía poder real. Si Christina realmente era la dueña de esta tarjeta, meterse con ella significaba graves consecuencias. En el mejor de los casos, perderían sus trabajos. En el peor, sus carreras habrían terminado. El miedo se apoderó de ellos. Sus piernas se sentían como gelatina. Al mismo tiempo, la ira hervía bajo su miedo. ¿Por qué no había mostrado la tarjeta antes? ¿Estaba jugando con ellos a propósito? «¡No puede ser!
¡Esa tarjeta tiene que ser falsa! Si fuera real, habrías despejado la tienda antes de entrar!», gritó Thea.
Christina levantó una ceja y se rió entre dientes. «Pero me gusta que haya otros clientes. Además, ¿no decidisteis vosotros también no despejar el lugar antes de entrar? Vosotros también tenéis ese privilegio, ¿por qué no lo usasteis?».
Lo nuevo está en ɴσνє𝓁α𝓼4ƒαɴ.c♡𝗺 para ti
«Tú…», balbuyeó Thea, luchando por hablar. «¡Me gusta así! ¡No es asunto tuyo!».
No podía admitir la verdad: que disfrutaba de la envidia en los ojos de la gente y que eso alimentaba su orgullo.
Por un instante, Katie perdió el equilibrio, aunque no tardó en recuperar su arrogancia. «¡Esa tarjeta es falsa, sin duda! Aunque te gastaras hasta el último céntimo en esta boutique, lo máximo que conseguirías sería una cuenta VIP, no una tarjeta negra».
Un rápido cálculo mental le dijo a Katie que, incluso contando el dinero que Christina le había sacado a su familia y añadiendo la indemnización por el divorcio de su hermano, como mucho sumaría unos pocos millones. Llegó a la conclusión de que era imposible que eso bastara para comprar una codiciada tarjeta negra. Además, ¿quién se gastaría toda su fortuna en bolsos de lujo? ¡Sería una locura!
Acercándose a Katie, Thea bajó la voz hasta susurrar. «¿Estás segura de que esa tarjeta no es real?
«Sin duda, es falsa. Christina no tiene ni de lejos el dinero necesario para tener una», respondió Katie con total seguridad.
Tranquilizada, Thea enderezó los hombros y miró a Claude. «¿Por qué no pedimos al personal que compruebe su tarjeta? Si es falsa, no solo deberían echarla, ¡deberíamos llamar a la policía!».
.
.
.