De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 1299
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1299:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
«No es una nueva amante», espetó Terrence, apartándole la barbilla con tanta fuerza que su cabeza se echó hacia atrás.
Sacó un pañuelo limpio de su bolsillo, se limpió las manos como si hubiera tocado algo repugnante y lo tiró descuidadamente al suelo.
El puro disgusto en sus ojos la hirió más profundamente que cualquier golpe, y sus lágrimas cayeron con más fuerza, imparables.
«¿Cómo que no es tu nueva amante?», gritó ella, con la voz quebrada por el peso de la furia y el desamor. «¡Me dejaste por ella!».
«Te equivocas», dijo Terrence con frialdad, soltando una risa sin humor. «No te dejé por ella. Ella siempre fue la elegida. ¿Y tú? Tú solo eras la suplente».
«Solo te estoy mostrando cuál es tu lugar». Terrence la agarró del pelo y le levantó la cabeza, obligándola a mirarle a los ojos. «Solo puedes culparte a ti misma por no saber cuál es tu lugar.
¿De verdad creías que ella había ocupado tu lugar? Ese papel era suyo desde el principio. Nadie podría haberlo ocupado. Te engañabas a ti misma, persiguiendo algo que nunca estuvo destinado para ti». Una cruel sonrisa se dibujó en sus labios.
Besty sintió un dolor punzante en el pecho. Sus palabras eran despiadadas.
Ella preguntó: «¿Me… me has querido alguna vez? No… ¿Al menos te gustaba? Solo un poco…».
Sentía el pecho vacío, pero sus ojos aún guardaban amor por Terrence. Un amor ahora entremezclado con dolor.
En ese momento, Besty no necesitaba su amor. Solo saber que le había gustado habría sido suficiente.
«No», respondió Terrence con brusquedad, sin dudar.
No había tenido que pensarlo dos veces.
Desde el principio, Besty solo había sido la sustituta de Christina a sus ojos.
Úʟᴛιмσѕ chαρтєrs en ɴσνєʟαѕ4ƒ𝒶ɴ.c𝓸𝓂
Incluso cuando estaban en la cama, Christina era la única en su mente. A veces, Besty se parecía tanto a Christina que la trataba como si no fuera más que una sustituta. Nunca con sentimientos reales.
«No puedo creerlo. ¿Cómo es posible que nunca hayas sentido nada por mí? Eras tan dulce conmigo…». Besty no podía aceptar la cruda realidad.
La había tratado con tanta amabilidad que le había hecho creer que la amaría siempre, lo suficiente como para que ella eligiera una vida con él. A ella no le importaba el estatus ni el reconocimiento. Solo quería estar con él, siempre.
«Es porque a veces me recuerdas a ella. Aunque solo seas su eco, no te maltrataré». Terrence le soltó el pelo, con el rostro frío.
Una oleada de recuerdos invadió a Besty, provocándole una sonrisa amarga y lágrimas silenciosas. Su corazón se llenó de dolor.
«Por eso nunca me compraste un anillo… Nunca pensaste en casarte conmigo. Ella es la única con la que querías casarte, ¿verdad? ¿Es ella la única que crees que merece ese tipo de promesa?».
Levantó la mirada hacia Terrence, con los ojos llorosos aún aferrados al amor.
Incluso ahora, Besty sabía que su amor por Terrence, profundo y apasionado, no iba a desaparecer.
« Sí. Ella es la única que me ha hecho creer que el matrimonio no es una maldición. Ella es la única a la que le daría un anillo. Diablos, si ella me lo pidiera, le entregaría mi vida». Terrence miró a Besty como si ella no fuera más que un mal chiste. «¿Te queda claro?».
Por una fracción de segundo, Terrence se vio reflejado en sus ojos: un tonto enamorado, completamente consumido.
Su obsesión por Christina se había arraigado profundamente, creciendo como un árbol que se había apoderado de su pecho. Sus raíces se habían enredado alrededor de su corazón, enterradas tan profundamente en sus venas y huesos que arrancarlas lo destrozaría. Si Besty era una broma, ¿qué lo convertía eso a él? En otro chiste más.
Por un momento, algo parecido al arrepentimiento brilló detrás de sus ojos fríos e insensibles. Le había ofrecido a Besty una salida, una oportunidad de sobrevivir. Pero ella no la había aprovechado. Eso no era culpa suya.
«Ja… ¿Está claro para mí? Oh, completamente… Ahora lo tengo muy claro…». Besty soltó una risa salvaje y entrecortada, con lágrimas corriendo por sus mejillas.
.
.
.