De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 1248
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Capítulo 1248:
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Esperarían el momento oportuno, manipulándola y utilizando las cenizas de su madre para obligarla a casarse con Darian.
—¿Estás segura? —preguntó Ralphy, estudiando su rostro en busca de cualquier signo de duda.
Él aún no tenía ni idea de que los Murray estaban conspirando para obligar a Davina a casarse con Darian.
—Sí. No van a parar. Siguen tramando empujarme a casarme con Darian Lloyd. —Su tono era gélido, e incluso el aire entre ellos parecía congelarse.
—¿Darian Lloyd? —Ralphy frunció ligeramente el ceño—. ¿Te refieres al del Grupo Lloyd de Jasgow?
—Sí. —Davina mantuvo la mirada fija al frente, con el rostro tallado en piedra fría.
La expresión de Ralphy se ensombreció; apretó los puños a los lados del cuerpo.
Qué gente tan vil eran los Murray. Conocía muy bien la reputación de Darian: todas las mujeres a las que ese hombre cortejaba acababan teniendo un final horrible.
Y, sin embargo, los Murray, incluido el padre de Davina, se atrevían a arrojar a Davina a esa pesadilla.
¿Qué clase de padre ofrecía a su propia hija a un monstruo? Ni siquiera era digno de ser llamado hombre.
Los animales protegían a sus crías; Terence llevó voluntariamente a su hija al matadero.
Los Murray no eran una familia, eran demonios con piel humana. La muerte sería demasiado fácil para ellos.
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—No te preocupes, Davina. No dejaré que eso suceda. Los Murray… Me aseguraré de que paguen por todo.
La voz de Ralphy era baja pero firme. Entrecerró los ojos, en los que brillaba un destello peligroso.
La expresión de Davina cambió ligeramente y luego una sonrisa fría, casi siniestra, apareció en la comisura de sus labios.
—Vendrán a mí y me suplicarán clemencia.
Antes de irse, había esparcido sobre ellos la toxina que le había dado Christina.
Ahora, el veneno corría por sus venas: cada noche, sus cuerpos se retorcían con una agonía insoportable y el sueño se alejaba cada vez más.
Solo Christina poseía el antídoto.
Cuando el tormento se volviera insoportable, volverían arrastrándose hasta Davina, suplicando alivio.
Y en ese momento, solo la cura de Christina podría salvarlos.
La imagen de su tormento llenaba a Davina de una sombría satisfacción. Esto era solo una pequeña parte de los intereses pagados por el sufrimiento que había soportado su madre.
Cuando su venganza se completara, sus vidas llegarían a su fin.
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