De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 122
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 122:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
La alegre fachada de Bruno se desvaneció en un instante, y la irritación torció sus rasgos en cuanto vio a su primo mirando descaradamente a Christina. Él había puesto sus ojos en esa mujer. ¿De verdad su primo estaba intentando interponerse? Si Elliott daba un paso, no tendría más remedio que apartarse, un pensamiento que le quemaba como ácido bajo la piel.
Elliott clavó en Christina una mirada gélida. —Así que tú eres la que va a por mí.
Christina le respondió con el mentón apuntando hacia Bruno. —No exactamente. Mi amigo hizo una apuesta y yo soy la que la va a terminar. Al mejor de tres. La última ronda está a punto de empezar y yo voy a ganar.
La mirada de Elliott recorrió a Christina, evaluando su firme confianza. Ella esbozaba una sonrisa astuta e imperturbable, como si ya hubiera reclamado la victoria. En un instante, se sintió atraído por ella, con la curiosidad brillando en sus ojos. Las mujeres nunca mostraban ese tipo de descaro con él, nunca con tanta valentía. Una sonrisa astuta se dibujó en la comisura de sus labios. «
Grandes palabras, ¿eh? Necesitarás mucho más que fanfarronería si esperas ganarme», respondió Elliott con tono burlón.
Christina se volvió a poner el casco, desafiante e imperturbable. —Deja que mis habilidades hablen por mí. Basta de charla, corramos.
Bruno miró a Christina con desdén, con las fosas nasales dilatadas. —¿Sabes siquiera contra quién te enfrentas? ¡Sigue hablando y acabarás llorando antes de que esto termine!
—No me importa quién sea. Aunque apareciera el mismísimo Darknight, lo dejaría hecho polvo —declaró Davina, avanzando con aire arrogante y con una confianza inquebrantable.
Bruno resopló, con un tono de incredulidad. —No tienes ni idea de quién es en realidad…
—Empecemos —interrumpió Elliott, rozando a Bruno con indiferencia mientras se ponía el casco.
En ese momento, casi nadie entre la multitud sabía que Elliott era en realidad Darknight, y él no tenía intención de revelar ese secreto tan pronto.
De los cinco mejores corredores, solo Skybreaker y Darknight habían logrado mantener en secreto su identidad. Elliott había pasado mucho tiempo buscando cualquier rastro de Skybreaker, pero este había desaparecido sin dejar rastro tras retirarse. Pensó que quizá esta mujer atrevida le daría un poco de emoción a su noche antes de que Skybreaker reapareciera.
Bruno les hizo un gesto teatral con el pulgar hacia abajo, con tono de suficiencia. —Estáis jodidos.
Tu novela favorita continúa en ɴσνєℓα𝓼4ƒαɴ.ç𝓸𝗺 antes que nadie
Davina no se contuvo. Puso los ojos en blanco y le hizo un gesto obsceno a Bruno, asegurándose de que viera todo su desprecio. «¡Lo tenemos ganado!».
Bruno solo esbozó una sonrisa fría, negándose a morder el anzuelo. Por dentro, ya había aceptado su derrota. En su mente, podía verlo: Davina y Christina, destrozadas y sollozando, obligadas a tragarse su orgullo delante de todos. La fantasía de verlas derrumbarse a sus pies le provocó una perversa emoción.
En cuanto se bajó la bandera, los dos coches de carreras salieron disparados, con los motores rugiendo y los neumáticos chirriando mientras avanzaban a toda velocidad por la pista.
En lo alto de las gradas, Katie estaba furiosa. «Increíble. Christina va pasando de un chico a otro, desesperada por un poco de atención. Se diría que se moriría si un hombre dejara de mirarla».
.
.
.