De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 1149
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Capítulo 1149:
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«Por favor», repitió Aylin, con el rostro tranquilo e impasible.
La furia de Joselyn hervía a fuego lento, con los ojos ardientes de resentimiento mientras miraba a Christina.
Si no hubiera estado desesperada por que Christina regresara para ocuparse de Yolanda, nunca se habría rebajado a esto.
«Sra. Dawson, ¿de verdad está esperando a que la seguridad la saque a rastras?», preguntó Christina, arqueando una ceja con una sonrisa que no transmitía calidez alguna.
El miedo se apoderó de Joselyn, que rápidamente se dio la vuelta. Sabía que Christina no estaba fanfarroneando: esa mujer haría exactamente lo que amenazaba.
La sonrisa de Christina se desvaneció en cuanto Joselyn se marchó, y su expresión se endureció. Para que Joselyn renunciara a una suma tan grande, tenía que haber un plan detrás. ¿De verdad Joselyn la tomaba por tonta? Cuando le había dado su lealtad a la familia Dawson, la habían tratado como basura. Ahora que mantenía las distancias, Joselyn venía a adularla. Christina no creía ni por un segundo que fuera por bondad.
Poco después de que Joselyn se marchara, Dylan regresó a la villa.
—Chrissie.
Su voz llegó antes que él.
—¿Por qué has vuelto? —preguntó Christina, con sorpresa en los ojos—. ¿Va todo bien en la empresa?
—La empresa está tranquila —dijo Dylan, recorriendo con la mirada todo su cuerpo y con un tono ahora más suave—. Pero ¿tú estás bien? ¿Te has hecho daño?
«¿Qué lesión podría tener?», respondió Christina con un toque de diversión.
—He oído que Joselyn vino a molestarte… —exhaló Dylan, aliviado de que ella estuviera ilesa.
—¿Has olvidado que soy boxeadora? Joselyn no puede intimidarme. Con un solo puñetazo mío acabaría en el hospital —Christina se rió entre dientes y levantó el puño en tono juguetón.
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«Esa es mi chica». Dylan extendió la mano y le acarició la nariz con el dedo.
Christina lo abrazó, hundiendo la cara en su pecho, disfrutando de su calor y su fuerza. Rara vez tomaba la iniciativa en momentos como este, y Dylan no pudo evitar esbozar una sonrisa. Se dio cuenta de que Christina se estaba abriendo más últimamente y sintió que se estaba acercando más a su corazón.
La abrazó con suavidad pero con firmeza, y permanecieron así, envueltos en un silencio que no necesitaba palabras.
El noveno día.
Era el último día, y Christina nunca había imaginado que Brendon aguantaría tanto tiempo. Había dado por hecho que se rendiría en una semana.
Yolanda estaba aún más sorprendida de que Brendon hubiera logrado persistir. Sus articulaciones y músculos estaban desgastados; cada movimiento que hacía le causaba un dolor insoportable. Aunque ella nunca había sufrido tal agonía, entendía que debía ser insoportable.
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