De Exesposa Humilde a Magnate Brillante - Capítulo 1114
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Capítulo 1114:
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La idea de que Dylan probablemente recordara todo esto después de recuperarse hizo que Christina se sonrojara profundamente. Incluso le ardían las puntas de las orejas. Apartó la cabeza, evitando su mirada, con los pensamientos enredados. El sueño la venció lentamente y se sumió en el sueño.
Dylan, sin embargo, permaneció despierto, estudiando en silencio la tranquilidad de su rostro mientras dormía. La abrazó con más fuerza. Cuando volviera a ser el de antes, momentos como este desaparecerían. Apreciaba cada día fugaz que aún le quedaba para tenerla cerca. Se preguntaba cuándo lo aceptaría de verdad y le permitiría entrar en su corazón.
Dos días más tarde, una voz llamó a Christina justo después de que saliera de la residencia Dawson. «¡Christina!».
Sin mirar, Christina reconoció inmediatamente la voz: era Yolanda. Al levantar la vista, vio a Yolanda, radiante de alegría, caminando hacia ella del brazo de Brendon.
Christina frunció el ceño. Apenas se había alejado de la residencia Dawson y ya tenía que enfrentarse a esos dos pesados.
Por la sonrisa engreída de Yolanda y el brillo de provocación en sus ojos, Christina estaba segura de que habían venido a presumir una vez más.
Christina no tenía ni idea de qué intentaba alardear Yolanda esta vez. Con una mirada gélida, preguntó: «¿Qué pasa ahora?».
«Christina, sigues guardándonos rencor, ¿verdad?», dijo Yolanda con los ojos brillantes y la voz cargada de fingida indignación.
«¿De verdad has venido hasta aquí solo para decir tonterías?», preguntó Christina con un tono tan cortante como una navaja.
«Christina, cuida tus modales. No creas que puedes comportarte de forma tan escandalosa solo porque tienes a mi abuela apoyándote», dijo Brendon, frunciendo el ceño con disgusto.
Últimamente, se había encontrado repitiendo las palabras de Christina de aquel día. Ella se había jactado de tener a innumerables hombres a su alrededor y había jurado que nunca volvería con él. El recuerdo le quemaba en el pecho. Ella había hablado con tanta certeza, claramente envalentonada por esos hombres.
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Christina soltó una risa fría. —Sí, tu abuela me apoya. ¿Y tú? Si no tienes su apoyo, quítate de mi camino.
—¡Tú…! —La furia de Brendon estalló, su rostro se retorció de rabia, pero Yolanda rápidamente lo agarró del brazo.
—Brendon, por favor, no te enfades. Christina no quería ser tan dura. Si alguien tiene la culpa, esa soy yo. Mi presencia debe de haber despertado su descontento, de ahí su rudeza hacia ti. Aun así, no se lo tengo en cuenta —dijo Yolanda en voz baja.
Yolanda volvió a mirar a Christina, con expresión de agravio, como si ella fuera la víctima. Sin embargo, en sus ojos brillaban la provocación y el orgullo presumido. —Christina, hemos venido a invitarte a nuestra boda. —Yola Ya nos hemos inscrito. Después del concurso de diseño de moda, Brendon y yo celebraremos la boda. Esperamos que vengas».
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