Cariño, dèjalo y ven conmigo - Capítulo 994
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Capítulo 994:
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Daniela soltó una suave risa. «¿En serio? La verdad es que tengo muchas ganas de verlo. Pero dudo que llegues a presenciarlo. Para cuando te liberen, el mundo habrá cambiado hasta ser irreconocible».
«Natalie, deja de luchar. Nina ya está estudiando en el extranjero, viviendo la vida que siempre has soñado, ¡mientras tú te pudrirás aquí para siempre!».
Con estas palabras, Daniela se levantó, con una sonrisa en los labios.
Abrumada por la ira, Natalie se levantó furiosa, pero los guardias la sentaron a la fuerza.
Sus gritos de rabia se fueron apagando mientras Daniela se alejaba.
Aquel día, el sol brillaba con fuerza y una suave brisa susurraba entre los árboles.
Daniela levantó la vista, pensativa.
¿Era este el final de todo?
Inesperadamente, Alexander vino a buscarla mucho antes de lo que ella había previsto.
«¿Podrías darme un mes más?», suplicó Alexander, sin estar dispuesto a rendirse. Había dado por sentado que Daniela aceptaría su petición. Sin embargo, Daniela negó con la cabeza.
«¿Por qué? ¡No lo entiendo! No necesitas los recursos de la asociación, ni codicias la presidencia. No deseas nada de ellos, así que ¿por qué los atacas? Daniela, no es propio de ti obstaculizar los negocios de los demás ni atacarlos. ¿Por qué persigues a esas ocho personas? Si me lo dices, como actual presidente de la asociación, podría incluso colaborar contigo. Estoy aquí para ayudarte».
Este era el verdadero motivo de la visita de Alexander.
Estaba dispuesto a renunciar al Grupo Bennett y a su cargo como presidente de la asociación. Quería a Daniela.
No estaba dispuesto a dejarla escapar.
Aspiraba a ser el hombre que Daniela prefería.
Por eso se presentó ante ella, implorándole que reconsiderara su decisión.
Incluso le sugirió: «No necesito divorciarme de Cedric. Soy muy abierto. He esperado este día durante mucho tiempo».
Alexander lo había pensado todo.
En lugar de esperar pasivamente, decidió actuar.
Creía que si él y Daniela tenían un hijo juntos, eso consolidaría su lugar en la vida de ella.
A medida que las personas envejecen, la apariencia física importa cada vez menos. Lo que realmente importa es la sangre.
Alexander pensaba que si compartían un hijo, los sentimientos de Daniela hacia él podrían profundizarse con el tiempo.
Miró a Daniela lleno de esperanza, esperando su respuesta.
La mirada de Daniela se volvió cada vez más intensa, lo que hizo que Alexander se sintiera algo cohibido.
Hacía mucho tiempo que ella no lo miraba con tanta intensidad.
Aun así, no podía quitarse de encima una molesta sensación de inseguridad.
Desde que se había sometido a la cirugía facial, le preocupaba que ella notara algo raro.
Alexander apartó la mirada, revelando un atisbo de vergüenza.
Daniela soltó una suave risita.
Se le enrojecieron las orejas y bajó la voz al decir: «¿Qué pasa?».
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