Cariño, dèjalo y ven conmigo - Capítulo 991
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Capítulo 991:
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Nina negó con la cabeza, con voz firme. «No, Daniela. Déjame encargarme yo».
Daniela la miró, sorprendida.
Nina le explicó: «Toda mi vida he ido a la deriva, sin rumbo, sin objetivos. Siempre he aceptado todo sin importarme mucho. Y eso se ha convertido en mi identidad. Pero esta vez no. Esta vez quiero conseguir algo por mí misma. Daniela, ya me has dado protagonismo, déjame seguir desde aquí».
Daniela asintió con comprensión. En la edad adulta, algunas batallas hay que librarlas en solitario.
Pero nunca esperó que la respuesta de Nina fuera tan drástica.
Nina lo reveló todo, todo el alcance de su sufrimiento.
Cómo Elyse y Natalie habían urdido un plan para atraerla a un hotel para que se acostara con Linden, para que él pudiera deshacerse de Daniela.
Cómo, el día de su boda, la habían emboscado y arrastrado a un almacén abandonado por más de una docena de hombres.
Convocó una rueda de prensa y, ante los flashes de las cámaras, se quitó el abrigo y mostró las cicatrices que cubrían su cuerpo.
Mirando fijamente a las cámaras, habló entre lágrimas. «Sigo sin entenderlo. ¿Cómo puede una madre no querer a su propia hija? ¿Cómo ha podido llegar tan lejos como para tenderme una trampa?».
La voz de Nina temblaba. «No tengo a nadie, ni red de seguridad, ni nadie que me recoja cuando caigo. Llevo tanto tiempo luchando sola que ni siquiera sé si mi existencia importa. Siempre me han rechazado, descartado, hasta que Daniela entró en mi vida.
Ella también tenía sus propias cicatrices, pero aun así me tendió la mano. Me enseñó lo que significa que alguien te quiera. Su marido, Cedric, me dijo que yo era parte de su familia. Creo que recordaré esas palabras toda mi vida. Porque nadie me había hecho sentir así antes. Hoy he decidido hablar porque me niego a seguir callada. Quiero que el mundo vea la verdad: que la imagen de madre cariñosa que Elyse Dury ha construido con tanto esmero no es más que una mentira».
La declaración de Nina fue extensa, superó las diez mil palabras y relataba meticulosamente todas las injusticias que había sufrido desde su infancia.
En un instante, Elyse se convirtió en una enemiga pública.
Cuando Nina llegó a casa, Elyse se abalanzó sobre ella, furiosa. La agarró por el cuello, con las manos temblorosas. «¡Me has arruinado! ¿Estás contenta ahora? ¡Nunca debí haberte traído a este mundo!».
Nina soltó una risa fría y hueca. —Lástima que sea demasiado tarde para arrepentirse. Tú mataste a la madre de Daniela. Tú eres la que merece morir. ¡Estás acabada! —Su voz era aguda, su risa como una navaja que cortaba la compostura de Elyse.
Daniela no esperaba que Nina fuera tan inflexible.
Más tarde, cuando Nina regresó a casa, Daniela le dijo: «Ha venido Cormac. Dice que no hay necesidad de sustituir a la actriz principal. Es el último ganador del premio al mejor actor y tiene muchos fans. Si quieres volver a intentarlo, todavía tienes la oportunidad».
Nina negó con la cabeza. «Necesito un descanso, Daniela. Estoy agotada».
Daniela suspiró, recordando la sinceridad en los ojos de Cormac cuando había hablado antes.
Dijo con delicadeza: «Solo recuerda darle las gracias. Es sincero». En la industria del entretenimiento, la reputación lo era todo.
Alguien que te apoyaba en los momentos más bajos no era solo un aliado, era alguien excepcional.
Pero el destino tenía una forma de cambiar las cosas, y Daniela decidió no decir nada más. Después de que Nina se retirara a su habitación, Ryan entró con tono sombrío. —Daniela, Elyse está haciendo un movimiento.
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